El ejército de los enfermos mentales corría por el campo, todos los soldados desnudos y preocupados.
Unas figuras les observaban agazapadas desde la colina. Eran los chicos de siempre:
Jack apuntó y disparó, ni siquiera estaba concentrado. Estaba más atento al tamagochi.
-Se me va a morir! Se va a enfadar y se va a largar en su platillo volante!
-Pues dale de comer, hostia! dijo su hermano, que le salía de la espalda.
-Que no, que llevo esperando este... -hizo una pausa para cargar el rifle - este momento toda la semana! Por fin va a pudrirse este hijo de la gran ****...
-Qué dices de toda la semana si te lo regalaron ayer..
En ese momento Caroline, que era víctima de ciber-acoso, se unió a la conversación. - Entonces el tamagochi que es, un regalo? No decías que lo habías robado del Paco?-
Jack, súbitamente pálido, dejó caer el libro... el rifle al suelo. La hierba amortiguó el golpe.
-Estás bien, Jack?
-La tienda del paco ardió ayer, llevaban amenazándole meses y ayer al fin cumplieron... mi hermano estaba dentro. - se llevó las manos a la espalda, tocando el muñón quemado que antes era su hermano.
-Pero Jack, no llores... ya no tienes de que preocuparte... Jack, Jack... Jack! Me oyes? ¡Jack! Ya es tarde... Los enfermos mentales han escuchado tu rifle al caer. Nos has condenado, Jack... están viniendo. Jack, los enfermos vienen... tu rifle... por que has hecho eso?
-Callate ****! todo esto ni siquiera tiene sentido! Que sentido tiene esta mierda de relato? De que vas? quien te crees que eres?
-Jack, nos tienen presos. Nos están llevando al foro. Nos llevan al foro, Jack. Todo ha acabado, Jack.
|