Ya unos cuantos años aquí; cuatro paredes, cuatro trastos, respirando cada día la pura soledad. Voy notando como la resignación a puesto las cosas en su lugar. Ahora el silencio comienza a ser necesidad. Noto como la habitación se funde con mis dedos, con mi manos, con todo mi ser.
Casi he conseguido ya, casi, asimilar la tristeza como parte de mis días, a veces ya no sé si es tristeza o algo dulce que puedo notar en mi boca.
No sé si quizás me he rendido, no sé si ahora es normal para mi todo esto, creo que sí. La batalla exterior a llegado a no importarme, las inquietudes sobre como seria mi vida fuera se hacen aire, se van marchando con el tiempo.
37 años evitando el mundo y aunque ya estoy muy cansado, aunque he sufrido más de lo que se debería, puedo notar todo hoy con cierta paz.
A veces sonrío pensando que una vez pertenecí al mundo, otras recuerdo palabras dulces, o cariñosas hacia mi, y otras vivo solo de esas palabras. Creo que ya no me importa, creo que ahora soy uno con esta soledad, es parte de mi, soy parte de ella.
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