Te veo y solo eso. Solo sueño. Solo soy capaz de contemplar. Solo temo. Solo temo el paso del tiempo, solo temo arruinarlo. Lo sé, no sé nada. Por eso sólo temo. Te vas y yo me quedo, te alejas y me hundo. Me congelo, tengo frío. El calor me dejó hace ya mucho y ahora solo ansío que vuelva, hace muchos años que me fue robado por la gente querida. Se llevaron el aire y ahora me asfixio, se llevaron el aire y ya no puedo volar. Tengo unas alas inútiles y atrofiadas de murciélago. Pero llegas tú con tu huracán tropical, cálido lleno de vida y me levantas, y veo el hermoso mundo que hay, que existe y no veo. Pero te vas y caigo, me desplomo y me rompo. Y solo oigo el lejano aullido del viento, solo me llega su onírica fragancia, y solo te veo desde mi lecho de muerte. Solo eso. Hace frío, tengo sueño. Solo puedo dormir e irme del mundo para dejar de estar, para dejar de verte. Dormir solo y con frío, no importa mientras uno duerme, el problema es despertar. Si despierto me doy cuenta de mi aflicción y de ti, por eso quiero dormir y no despertar. Sumergirme en mis sueños para no ver la realidad. Maldita realidad. Maldito mundo. Maldito él. Maldito yo. Les odio a los dos, a mi y a él, o tal vez solo me odio a mi a través de él. Renco, furia, grito, exploto, me ahorco, me rompo, lo destruyo y me voy. Pero no tengo a dónde ir. Ahora mis sueños me repugnan igual que él, igual que yo. Si no puedo escapar debo dejar de existir, quiero dejar de existir para no verte junto a él, para no verte sin mí a tu lado.
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