Estoy escuchando un marujeo cerca de aquí y me estoy quedando de pasta de boniato. Me asquea la frialdad con la que, unas señoras, están hablando sobre unas terceras personas: una pareja de novios donde ella trabaja y él no (este chico además es moro). Me repugna la ligereza con la que afirman que ella debería darle dos patadas al tío, porque no tiene ni oficio ni beneficio.
¿Qué pasaría si fuera al revés?