En el nuevo ático donde estoy hay 3 ventanas enormes desde las que se ve un montón de cielo.
En los 12 días que llevo en él, no ha entrado ni un sólo rallo de Sol, y probablemente no lo haga en las 4 próximas semanas. Sólo luz grisácea.
Ahora bien, se de sobra que el problema no es la luz gris, si no mi reacción ante ella. Una reacción marcada por mil condicionamientos aprendidos, de los que intento desprenderme pero tienen una inercia bestial, es una corriente que te arrastra si no estás tremendamente alerta.
Si bien está claro que un día soleado es un chute de serotonina al instante (y se me empiezan a acabar las reservas), los días nublados no tienen nada de malo, simplemente son como son... y traen un estado meláncolico que si no magnificas y te resistes a él, convirtiéndolo en depresión, es tan bello como cualquier otro... vamosss se que puedooorl!
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