Creo que no hace falta aclarar que esto no lo he escrito yo:
Rents empieza a gritar y gesticular.
«¡Si! ¡Hay una **** ardilla a tus pies! ¡Mátala!»
Sick Boy es el que más cerca está, e intenta atraerla, pero la ardilla se retira un poco más lejos, moviéndose de una forma realmente extraña,
arqueando todo su cuerpo y tal. Una cosilla mágica de color gris plateado... ¿sabes?
Rents coge una piedra y se la arroja a la ardilla. Yo me siento como chungo, el corazón se me salta de un latido cuando la piedra pasa
zumbando muy cerca de la pequeña elementa. Va a recoger otra, riéndose como un maníaco, pero yo le detengo.
«Déjalo, tío. ¡La ardilla no molesta a nadie!» Odio la forma en que a Mark le mola hacerles daño a los animales... está mal, tío. No puedes
quererte a ti mismo si quieres hacer daño a ese tipo de cosas... quiero decir... ¿qué esperanza hay? La ardilla es hermosa que te cagas. Está haciendo
lo suyo. Es libre. Quizá sea eso lo que Rents no soporta. La ardilla es libre, tío.
Rents aún está riéndose mientras yo le retengo. Dos marrajas muy peripuestas nos echan el ojo al pasar frente a nosotros. Parecen como
asqueadas. A Rents le asoma un fulgor en la mirada.
«¡ÉCHALE EL GUANTE A ESA CABRONA!», le grita a Sick Boy, pero asegurándose de que las manijas le oigan, «¡ENVUÉLVELA EN
CELOFÁN PARA QUE NO REVIENTE CUANDO TE LA FOLLES!»
La ardilla se aleja danzando de Sick Boy, pero las marujas se dan la vuelta y parecen auténticamente asqueadas, como si fuéramos mierda,
¿sabes? Ahora me estoy riendo y todo, pero todavía sujeto a Rents.
«¿Qué está mirando esa hijaputa chocho rancio? ¡Puta bruja de tertulia!», dice Rents lo bastante alto como para que le oigan las marujas.
Se dan la vuelta y aprietan el paso. Sick Boy grita: «¡A TOMAR POR CULO, CHOCHOS DEL DESIERTO DE GOBl!» Entonces se vuelve
hacia nosotros y dice: «No sé para qué nos han entrado esas viejas perras. Nadie se las va a follar, ni siquiera aquí a estas horas. Preferiría meterla
entre dos papeles de lija.»
«¡Vete a tomar por culo! Tú te follarías la primera brecha del amanecer (
"Juego de palabras intraducible entre «the crack of dawn» («la primera brecha del amanecer») y la «brecha» de Dawn, la
hija de Lesley y Sick Boy") si tuviera pelos», dijo Rents.
Creo que se sintió mal por decir eso en cuanto lo hizo y tal, porque Dawn era una criíta que murió, la cría de Lesley, murió de esa muerte súbita
y eso, digamos, y todo el mundo sabe más o menos que fue Sick Boy quien le hizo la cría...
Sin embargo, lo único que dice Sick Boy es: «Vete a tomar por culo, chupapollas. Tú eres el hombre de la perrera municipal. Todas las
periquitas que yo me he follado, y las ha habido en abundancia, merecía la pena follárselas.»
Me acuerdo de una periquita de Stenhouse que se llevó una vez a casa Sick Boy cuando estaba pedo... realmente no podría decir que ella fuera
nada especial... supongo que todo quisque tiene su talón de Aquiles, sabes.
«Eh, te acuerdas de aquella tía de Stenhouse, eh, ¿cómo se llama?»
«¡Tú no empieces a hablar! Tú no conseguirías echar un puto polvo en un burdel con la ***** emparedada entre tarjetas de American Express y
Access.»
Empezamos a meternos unos con otros, después caminamos un rato, pero empiezo a pensar en la pequeña Dawn, la cría, y en esa ardilla, libre y
sin molestar a nadie... y ellos sencillamente la habrían matado, así sin más, sabes, ¿y para qué? Me pone malo de verdad, y triste, y furioso...
Voy a alejarme de esta gente. Me doy la vuelta y me alejo. Rents sale detrás de mí. «Venga, Spud... me cago en la hostia, ¿qué pasa?»
«Ibais a matar a esa ardilla.»
«Sólo es una **** ardilla, Spud. Son alimañas...», dice. Me rodea los hombros con el brazo.
«Quizá no sea más alimaña que tú o yo, digamos... quién decide qué es una alimaña... esas marujas peripuestas piensan que la gente como
nosotros somos alimañas y tal. ¿Es que eso justificaría que nos mataran?», salgo yo.
«Perdona, Danny... sólo era una ardilla. Perdona, colega. Sé lo que piensas de los animales. Es sólo que... ya sabes lo que quiero decir, Danny,
es como... joder, quiero decir, estoy hecho un lío, Danny. No lo sé. Begbie y eso... la mandanga. No sé lo que estoy haciendo con mi vida... es todo
un follón, Danny. No estoy en onda. Perdona, tío.»
Hacía siglos que Rents no me llamaba «Danny», ahora no puede parar de hacerlo. Parece realmente dolido, digamos.
«Eh... tranquilo, socio... sólo son animales y eso... no te preocupes por esa mierda... sólo estaba pensando en cosillas inocentes, como Dawn, la
cría, sabes... no hay que hacer daño a las cosas y tal...»
Me agarra y me abraza. «Eres uno de los mejores, tío. Recuérdalo. No son la priva y las drogas quien habla, soy yo. Es sólo que te llaman el
mayor mariconazo del mundo si les dices a otros tíos lo que sientes por ellos sin ir colocado...» Le doy una palmada en la espalda, y es como si
quisiera decirle lo mismo, pero ya te digo, parecería que sólo lo digo porque él me lo ha dicho a mí primero. De todas formas se lo digo.
Oímos la voz de Sick Boy a nuestras espaldas. «Vosotros, jodido par de maricones. O vais detrás de esos árboles a follar o venís a ayudarme a
encontrar al Pordiosero y a Matty.»
Rompemos nuestro abrazo y nos reímos. Los dos sabemos que Sick Boy, con todo el deseo que el fulano tiene de abrir todas las bolsas de
basura de la ciudad, digamos, es uno de los mejores de todos y punto.