Cita:
Iniciado por Thomas
estoy esta tarde con el portátil en la biblioteca, habia mucha gente con el ordenador allí, cuando de repente una chica me dice por detrás "perdona" y yo sí...(ya temiendo que mi ansiedad iba a venir si sentaba al lado mía) y se sienta al lado mía y me dice susurrando: "Sabes la clave de la biblioteca para conectarse?, es que me ha dicho el bibliotecario que pregunte a alguien (se dirige a quien esta más alejado del bibliotecario: yo), y le digo que yo he puesto el DNI y que es personal para cada uno, y me dice ah bueno vale vale...y yo nada nada...fin de la conversación.
|
¡Oh, qué recuerdos! Y no tan lejanos. Yo también tuve mis intentonas cuando estudiaba la oposición... sin ningún resultado que llevarme "a la boca". También tuve mis desplantes... un par. Pero, bueno, estoy en trámites de olvidarlo.
Lo que recuerdo ahora a colación de tu experiencia es una vez en que se me sentó enfrente mía una chica que parecía tener libros de psicología, lo cual me dio pie para tratar de iniciar una conversación debido a que compartíamos los mismos estudios. Sin embargo, se daban 3 obstáculos:
1. ¡Silencio! Cuando estaba presente, el vigilante abarcaba con su vista toda la sala y ejercía un poder omnímodo. Cualquier vis a vis se seguía de una visitilla de rigor de aquel "sepulturero" vestido de traje y con vocación de inquisidor. Imagínate, eso no es un jarro, es un jarronazo de agua fría en todo el coco para un F.S. con ínfulas de ligón.
2. Siempre se daban conversaciones breves y furtivas. En ningún momento osaba a invitarla a salir fuera de la sala para charlar con más calma. No me consideraba merecedor de tales atenciones.
3. A un compañero suyo, de clase imagino, de pronto le dio la venada de que le interesaba muchísimo esa chica cuando siempre la había visto sola, sin nadie que hablase con ella. Bastó que tratase yo de acercarme para que subitamente subieran "sus acciones" como la espuma.