Ojalá me hubiera atropellado... ¡Oh no! Mañana es sábado , no puedo estar hasta las tantas de la madrugada, sin embargo no quiero dormir, hoy no... ¿No podría acabarse el mundo en los cuatro minutos restantes?
Campamentos de verano: una de esas cosas en las que uno nunca ha caído. ¿Por qué nunca he ido a ninguno? No lo sé, pero quizá habría vivido experiencias interesantes y habría conocido gente. Ahora me ha entrado una especie de nostalgia al idealizar algo que nunca ha sucedido...
Compás de espera es un reloj cuyo minutero acaba en punta afilada y en el que la aguja horaria lleva grafito en el muñón. Me asusta el compás de espera. No quiero saber lo que viene después, porque intuyo (TOC) que lo predigo. Quiero concentrarme en esta semana que se va, para que deje de diluirse. La quiero redensificar. Pero no está en mi mano, está en su muñón, que sacude sangre al decirme adiós. No quiero dejarme arrastrar por lo que no es esta semana pasada y perderme ahí otra vez. Ni siquiera me atrevo a encender el pc. No quiero volver a perderme a mí misma.