No sé qué hacer: ¿Me río, lloro? Entiendo que uno se pueda poner nervioso, yo un par de veces me bloqueé con operaciones aritméticas estupidísimas por culpa del miedo social, pero... ¿Tanto?
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Cuando tenía alrededor de 13 años, repentinamente me empezaron a dar mareos fuertes en las hamacas (columpios). No tuve nunca idea del porqué, pero cada vez que me hamacaba (columpiaba) me daban unas nauseas tan potentes que me llevaban al borde del vómito pasados pocos segundos (alguna ocasión quise ser testarudo, pero no había caso: lo único que obtenía era un mareo y malestar gástrico remanentes que persistían por horas). Y nada, llegó el punto en que dejé de intentarlo, resignándome pensando: "Será que algo cambió en mi anatomía craneoencefálica durante esa etapa de crecimiento, que me volvió especialmente sensible a las fuerzas cinéticas". Y así continué mi vida, procurando no exponerme a las susodichas. Contemplando de lejos el jolgorio de los niños que disfrutan, como yo también alguna vez, de ese simple y fantástico experimento físico en primera persona que permite visitar la "gravedad cero" por innumerables instantes.
Hasta hace unos días, las circunstancias me llevaron a sentarme nuevamente en una de las hamacas de un parque infantil. "Bueno, -pensé- supongo que puedo tolerar unas cuántas idas y venidas a velocidad tímida". ¡Cuánta fue mi sorpresa al notar que no había mareo en absoluto! Nada de náuseas, nada de malestar estomacal, nada daba vueltas. ¿Qué pasó?, ¿será que me creció el cerebro y ya no rebota en la cavidad craneana como lo hacía antes, porque calza más ajustado?
No sé a qué se deberá, y hasta me quedan dudas de que no haya sido a causa de una circunstancia puntual de ese día, ya lo pondré a prueba más adelante. En todo caso, si me creció el cerebro habrá sido para destinar todas esas neuronas a procesos filo-paranóicos: No podía dejar de pensar, mientras me hamacaba como un pibito de 8 años, en que mis 80 kg no estuvieron contemplados al diseñar las hamacas; o en el desgaste de las cadenas y los herrajes de arriba; o en los remaches del asiento
. Lo disfruté, sí, pero con algo de inquietud... Si solamente el que fabricó el juego me asegurara que mi peso sería bien soportado, o si yo mismo supervisara el mantenimiento...
Ah, pero al final y después de un pequeño examen resultó que no, nada de "filo-paranoia":
No se aprecia mucho (y para colmo borrosa), pero se debe entender que el desgaste de esas cadenas es brutal. Parece como si no las hubieran cambiado desde hace más de una década :z
Al menos la naturaleza es sabia: esas neuronas extra estarán todas destinadas a procesos de auto-preservación xD