Esta tarde, tuve que sostener la cabeza de un gatito que nació muerto (sí, porque no supe si era demasiado pronto para retirarlo, así que mi gata se lo comió... pero dejó la cabeza) y llevarla hasta el inodoro. Debe haber sido lo más desagradable que me tocó hacer jamás.
Espero que el resto de las crías nazcan bien... Después de ese único parto la gata no dio más señales de que vinieran otros (quedan más, se nota), y la veterinaria a la que llamé me aconsejó que, si así era, la dejara tranquila por el momento. El lunes voy a volver a consultar a otro veterinario personalmente, si no hay cambios. Me parece que el que murió era prematuro, demasiado pequeño y sin pelo...
Triste (nacer... sin vida), grotesco (comerlo... la naturaleza será sabia, pero es bien bruta), desagradable (cabeza...) y preocupante (¿y los otros?). Qué cóctel