Cuando admiro a alguien, intento agradarle inconscientemente imitando su personalidad y sus gustos, cuando está claro que esa persona lo que busca en el otro no es eso. Me gustaría tener más personalidad y centrarme más en mí mismo; no para agradar, sino para ser más feliz. Sin darme cuenta paso más tiempo analizando la forma de ser de los demás (o imaginando lo que pensarán de mí) que ocupándome de mis intereses.
A ver si aprendo de una vez a ir a mi bola de forma real, sin postureos que sólo pretenden aparentar una independencia emocional que nunca he tenido, por desgracia.
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