¿Es el suicidio un acto consciente, o inconsciente, es decir, un instante en el cual la noción de autoconservación no tiene efecto, o uno en el cual ésta se supera?, y ¿es el suicida responsable de su acción, o lo es o puede ser alguien más?
A la primera pregunta no puedo constestar. No sé cómo hacerlo. Sobre la segunda, sin embargo, creo tener una idea: es responsable al tiempo que no lo es (mas no porque alguien más lo sea), pues, después de cualquier experiencia o vivencia con los demás, es él o ella quien en última instancia, deseando dejar de sentir lo que siente o cerrando la posibilidad al sentir futuro, decide en qué momento dejará de sentir; pero al tiempo que se sitúa como juez, debe someterse: no a los demás o sus acciones, sino a aquello que siente. ¿Cómo podría ser superior a ésto? No puede en tanto que no lo puede controlar y está a su merced. ¿Y qué es esto que está fuera de su poder y, claramente, de cualquier otro? Es la arbitrariedad caprichosa, o sea, una causa metafísica irrevocable, por lo cual todo se traduce en que quien ha de pagar por todos los y las suicidas de la historia es la Nada (pero no pagará, pues es la reina de las injusticias, ¿o acaso quien se le opone cuando desencadenar los más terribles acontecimientos como, por ejemplo, nacer? Claro está que nadie.)
Aún, así, queda algo por decir: quien se suicida no es responsable, pero sí consecuente, cualidad admirable ahora y siempre.
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No se inquieten*: no es que la Nada, ese no-ser que -sin embargo- causa al ser, sea despiadada, sino que yo soy muy débil, rabioso y volátil. Por eso, anhelo fervientemente que esta sea la última vez que "me siento" mal.
*De todos modos sé que no lo hacen; nadie lo hace.
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