Creo que lo más duro es cuando te empiezas a dar cuenta de que vas a tener que hacer todo el camino tu sola, que nadie va a estar ahí para tí nunca. Que nadie te va a hacer la vida más fácil, que nunca vas a ser la prioridad de otra persona, que eres prescindible, sólo un alma más, un número entre todos los demás. Y dará igual lo que tu pretendas, desees, intentes o te preocupes. Dará igual que seas más fiel que un lobo, que te desvivas por ayudar a alguien, dará igual que busques una conexión intímida incluso en los rincones más oscuros del mundo, porque en lo más profundo de ti misma seguirás sola. Y parece que se vuelve absurdo tomar decisiones para que otra personas sean más felices, se vuelve absurdo tomar cualquier tipo de decisión que no tenga un origen egoista. ¿Para qué? Si parece que eso nunca vuelve. Parece que es solo utilizar al resto, nadar en un mar de millones de desconocidos, de seres que jamás estarán realmente conectados a ti, que te lamerán el culo mientras les resultes útil y que te darán la espalda en cuanto su destino gire hacia otro horizonte.
Ser humano a veces es un puto asco.
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