Pasando por debajo de uno de los puentes que atraviesan la Carrera 30, no sé si porque vi un mural relacionado o simplemente vino a mí la idea, me hice en la cabeza un instante increíble sobre un tigre de bengala nadando hacia la profundidad. Acabo de llegar a casa y en Google busqué lo que se me ocurrió; esta fue la que más me gustó:
Supongo que ya antes había visto a este tigre (Odín es su nombre) y simplemente no le recordaba. En todo caso, es una lástima que no encontrara una que se asemejara más a aquella que pensé, pues se veía más tranquilo, natural e indiferente, como si fuera parte de su diario el sumergirse.
***
Ya tengo en palabras lo que me genera la FILBo. Me cansan los sensacionalismos. No necesito agotarme paseando en decepciones y desabridos mientras que hay no sólo una sino varias ferias del libro: las bibliotecas.
***
La rebelión metafísica es la más estéril de todas las empresas que puedan conbcebirse. No se rebela sino en oposición a alguien o, al menos, a algo -palabras, símbolos, números- que lo designe. Es necesario reconocer a qué oponerser. Y este tipo de rebelión, en su sucedáneo, es contra uno mismo. Por ello será una tensión circular, inacabada entre el yo y el yo. Así, es una batalla interminable de la cual, sin embargo, siempre se sale derrotado -porque tal es el resultado desde su inicio.