Hoy probé por primera vez la desesperación de estar en el agua sin poder hacer pie, lejos de cualquier borde.
En esos momentos en lo único que se piensa es en que el aliento NO se te puede acabar NUNCA, de NINGUNA manera, hasta llegar a tierra. Fue divertido, sí
. Igual, lo peor que podía pasar es tener que pedir la ayuda de un amigo, aunque quién sabe. La muerte ronda por ahí siempre, no hay que ser boludo.
Lo que me queda claro es que la gente se ahoga por una desesperación infundada que les acaba llevando a la fatiga. Infundada, porque mantenerse a flote boca arriba y desplazarse así es de lo más fácil. Al rato ya me había recorrido 50 metros teniendo, quizá, alrededor de una decena de agua debajo.