Me importa algo. Tengo la suerte de tener un trabajo fijo desde hace casi diez años en un sector -perdonad que no diga cuál- relativamente resistente a los envites de la crisis. Toco madera.
En cuanto a mi entorno familiar se refiere, he de decir que la mayor parte de mis parientes viven en Andalucía, región históricamente azotada por el fantasma del desempleo, y, por motivos que no vienen al caso, mi relación con ellos ha ido diluyéndose en el tiempo hasta el punto que es casi inexistente hoy en día. No obstante, ha llegado hasta mis oídos que un primo hermano mío, ha caído en desgracia, y los dos negocios que regentaba se han ido a pique. Tiene una hipoteca y está casado con dos hijos aún muy pequeños, está medicado contra la depresión y la ansiedad, y susbsiste a base de sablazos a familiares y amigos
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