De vez en cuando voy al cine, solo. El lugar donde vivo no es muy grande, ni siquiera puede llamársele ciudad, así que, normalmente, no suele haber mucha gente en la sala. Sobre unas 10 personas o así. Pero, hoy, al ser navidades y estar mucha gente de vacaciones, había más, unas 50 personas. Según iba entrando la gente, sentado en la butaca iba observando cómo todos llegaban acompañados: en pareja de novios, dos amigos, dos amigas, un matrimonio con un hijo, un grupo de 4 amigas, otro grupo de chicos… Estaba seguro de que yo iba a ser el único que había ido solo. Y no es que me importara, por suerte, me he acostumbrado a ir al cine solo, aunque no así a salir de noche. En fin, que lo veía como una anécdota simplemente.
Sin embargo, cuando faltaban apenas unos minutos para que empezara la película, veo que llega una chica sola, se para frente a mi fila y me pide que le deje pasar. Me levanto, pasa y se sienta 3 butacas más allá de la mía. Bueno, pensé, seguro que enseguida vendrá su novio, que se habrá quedado comprando palomitas. No suele ser habitual que una chica vaya sola al cine. Pasaron unos minutos y la miré de reojo un par de veces. Miraba algo en el móvil. ¿Esperaba tal vez a sus amigas? No era ni guapa ni fea, lo que se dice normal. Y parecía bastante segura de sí misma, no miraba nada alrededor, sólo estaba a lo suyo.
En fin, que vi que no esperaba a nadie. Había ido sola. De las aproximadamente 50 personas que había, ella y yo éramos los únicos que estábamos solos. Como soy un poco peliculero (o romántico, si se quiere decir), pensé que aquella era una buena forma de empezar una historia, que debería decirle algo. La miré varias veces más, pero ella parecía no inmutarse, indiferente, creo que no me miró ni una sola vez. Eso, junto a que empecé con el lío mental de no saber qué decirle, de pensar que iba a hacer el ridículo, de que era una tontería, en fin, a sentir cómo el miedo me dominaba, hizo que no le dijera nada y que no pasara nada. Una vez más me monté yo sólo en mi cabeza una película tonta. En los libros, en las pelis, en las canciones estas cosas suceden y funcionan, sin embargo, en la realidad, todo es muy diferente.
Pero me quedó la frustración de pensar si, en realidad, fui un cobarde. Alguna otra vez me ha pasado el querer provocar una situación, de sentir que debía intentarlo, pero no atreverme y evitarlo. Quizá la chica tenía novio, quizá no le hubiera interesado para nada, quizá las cosas no hubieran fluido. Pero, tal vez, sí. Y no puedo dejar de pensar qué hubiera hecho otro en mi lugar. Aunque, bueno, otro, otro cualquiera, alguien de la mayoría, no hubiera podido estar en mi lugar, pues no estaría solo en el cine. Por algo yo lo estaba.