Más que curarla lo que me permitido es reafirmarla, lo cual me parece una tremenda ventaja
. Y es que son estas ocasiones en las que uno se pregunta,
"si yo fuera como los otros, ¿me comportaría igual que ellos?" No hay que ser muy ducho para darse cuenta de que sí. La conducta humana se basa en algo tan rudimentario como la imitación. Entonces, me siento orgulloso de estar al margen de tanta podredumbre que flota a mi alrededor. Asquito.
Hay cosas dignas de ser mencionadas desde el punto de vista de un eremita ajeno a esta farándula que es al deporte lo que las vuvuzelas a la música. Lo primero que me produce hilaridad es como la opinión publicada resalta el carácter del seleccionador nacional y de jugadores como
Iniesta o
Puyol. Ahora resulta que ser tímido, reservado y tranquilo es bueno. ¡Pues qué bien! Ya podrían haberse percatado hace tiempo y muchos nos habríamos ahorrado tiempo (y dinero) por pertenecer a esa clase de individuos, hogaño parece que referentes del buen español.
Y esto engarza con lo segundo que me resulta risible de lo patético. No dudo del valor deportivo de estos sujetos y de sus méritos enormes para conquistar un título al alcance de muy pocos (¡me moría por escribir esta épica cursilada!
); ahora bien, presentarlos como una especie de trasunto de
la Generación del 27 me parece digno de manicomio. La exhibición de chabacanería, mal gusto, machismo, bravuconería y verdulería casposa con la que nos regalaron los 23 magníficos en la apoteosis orgiástica de anoche refleja su catadura. Hasta ese caballero andante que es
Casillas, con su doncella en brazos, y el pequeño buda manchego perpetraron todo un repertorio de estilo zafio. Por no mencionar, al
speaker, un pitecántropo capaz de dirigir a sus compañeros de tribu en alaridos y movimientos gestuales para recordarnos a todos de dónde venimos y a dónde estamos obligados a volver. Pues bien, para los sesudos periodistas patrios y otros opinadores de bien vivir, empezando por "el Bourbon King" y "ZoPilote",
"son un ejemplo para nuestra juventud y nuestra infancia". Que sí, cojones....
.
No es de extrañar, por tanto, que la gente actúe de la manera en que lo hace. Al grito de los jefes de la manada, estampida general, saltos, gritos, pinturas de guerra, consignas bélicas, insultos cutres (sin olvidar a la madre de alguien que nunca puede faltar para lo malo), destrozo del mobiliario urbano que ya lo pagarán mamá y papá...Y consumo de todo tipo de estupefacientes para prolongar la juerga general. Aquí vítores y aplausos a semejante mamarrachada. No seamos pesimistas, en
Holanda hubiera sido igual.