Me acuerdo que cuando era niño, tenía el juego del Monopoly, que supongo que todos sabréis cuál es.
Muchas veces venían a mi casa mis primos, que eran de una edad similar a la mía, y nos poníamos a jugar a ese juego.
Nos poníamos a jugar, y todo iba normal hasta que a uno de mis primos se le ocurrió robar de la caja del banquero, mientras el banquero había ido al lavabo.
Y cogió varios billetes de 50.000 y nos dió uno a cada uno (creo recordar que el billete de 50.000 era el que más valía).
Luego cuando el banquero venía del lavabo, los demás estabamos aguantandonos la risa, y como el banquero ya se intuía algo, a escondidas pues él tambien se puso una casa de más en una calle, sin que los demás nos diesemos cuenta hasta más tarde.
Y desde que alguien empezaba a hacer trampas, los demás tambien las hacían, y aunque al principio era divertido, luego dejaba de tener gracia, porque no tenía sentido jugar a un juego en el que cualquiera podía hacer trampa.
Al final siempre alguien se hartaba y tiraba todas las fichas del tablero o mezclaba el dinero con el de otro jugador para rematar la faena y dejar de jugar ya del todo.
Esto que he contado parece totalmente algo fuera de tema, pero no, no lo es.
La pregunta es: ¿no creéis que la sociedad es como el juego del Monopoly que jugábamos entre mis primos y yo, con la diferencia de que es la vida real y no ningun juego?
Te dicen que la vida es dura, y que hay que esforzarse y trabajar para conseguir lo que quieres y lo que te hace feliz, pero resulta que la mayoría de las veces esforzarse y trabajar no sirve para nada. Porque pasa igual que en el juego del Monopoly, no vale para nada saber jugar bien al juego y tener estrategia, porque todo el mundo hace trampas:
Ser el más profesional y el más productivo en una empresa no sirve de nada. Siempre le suben el sueldo, asciende y obtiene el mérito el que no ha hecho nada y se ha pasado todo el rato haciendole la pelota a los jefes.
Y como el que gana es el que hace trampa, pues al final casi todo el mundo hace trampa, y al que trabaja y juega sin hacer trampas al juego lo tratan como a un paria.
Ser bueno con la gente no sirve de nada, porque te toman por tonto. Los que tienen más amigos y más novias son siempre los que tienen escasos valores éticos y morales. Vamos, los más malos, los más pícaros, los más pillos y los más vacilones y extrovertidos. Esta clase de gente no tienen que esforzarse si quiera para tener a la gente en sus manos.
Total, que yo creo que estoy en la situación en la que estoy porque me he hartado del juego éste de la sociedad.
No me ha dado por coger el tablero y tirar todas las fichas, las casas y los hoteles, pero sí me he apartado bastante del juego, y ya prácticamente lo que hago es tirar el dado y mover la ficha. Seguro que entendéis a qué me refiero con esta metáfora.