Los vascos mantienen una lengua, el euskera, que no tiene relación con ninguna de las que le rodean y que se estima es anterior a la entrada de los pueblos indo-europeos, como el celta.
En la mitología vasca precristiana todos los dioses vivían bajo tierra (ctónica) y su divinidad principal era Mari, que representaba la madre tierra. Su pareja masculina era Sugar, que podía tomar forma de serpiente o dragón, pero tenía una importancia menor. Esta pareja ctónica (subterránea) parecía tener el poder ético supremo y también el poder de crear y destruir. Se decía que cuando se reunían en las cuevas de las cumbres sagradas, engendraban tormentas. Estas reuniones las celebraban los viernes por la noche, el día de los aquelarres. Los "Zezengorri" o "Behigorri" (Betizu), toros salvajes autóctonos de la zona, eran los encargados de proteger los tesoros de las grutas donde vivía la diosa.
Se comunicaban con la superficia entrando y saliendo por cuevas, y el clima dependía de esos movimientos. Mari vive debajo de la tierra, en cuevas, grutas.... y se desplaza al exterior por simas y conductos. En el exterior se traslada por el aire. La principal morada de Mari estaba en Amboto:
Mari castiga a todo el que miente, orgullosos, ladrones e insolidarios.
Los vascos han estado muy ligados a la casa la cual para ellos significa mas que lo que estrictamente en una vivienda ya que es donde sus moradores estan unidos a sus antepasados. Hay una gran cantidad de creencias y ritos que apuntan sobre la relacion con los difuntos. La casa era un espacio sagrado con papel esencial el fuego del hogar. En sus origenes los alrededores de la casa hacian de cementerio aunque con el cristianismo se cambio la ubicacion de los enterramientos. Surjio un culto familiar hacia los antepasados. En la muerte las almas se separan de los cuerpos y van a morar a
puntos del subsuelo de la tierra. Por las noches esas almas regresan a sus antiguas casas y podian ser invocadas para ayudar a los familiares vivos. En estas tradiciones era basico el papel de la señora de la casa (etxekoandre). La etxekoandre o mujer de la casa era la representante de Mari en cada clan o familia.
El respeto por los difuntos ha sido una constante continua en Euskal Herria y en torno a los difuntos o a la agonia en visperas de la muerte de los vivos se hacian una gran cantidad de ritos destinados a facilitar la salida del alma del cuerpo y para que el alma llegue a su destino sin quedarse en ningun lugar intermedio. Hay una creencia de que el difunto se aparecia despues de su muerte, y para qeu no volviera a aparecer se le preguntaba que queria y tras cumplir su deseo ya no volvia a aparecer.
El interior de la tierra para los vascos no solo representa la matriz de dónde nacen los seres terrestres, sino también los celestes. Esto implica que una descripción más precisa del inframundo vasco sería la de útero del cosmos.
El relato cosmogónico más revelador a éste respecto es el hecho de que en la mitología vasca, el sol y la luna sean concebidas como hijas de la tierra.
“La Tierra, como madre, suponía el Axis Mundi de toda la existencia, dando a luz a todo lo demás que existía, incluidos al Sol y la Luna (ambas de carácter femenino en la Mitología Vasca) que actuaban a modo de hijas de Amalur. Se consideraba que cuando amanecía era que la Tierra había dado a luz al sol, mientras que la luna “había regresado” al útero materno, y cuando anochecía, se consideraba que la Tierra había dado a luz a la luna, mientras que Eguzki (la Sol) había vuelto nuevamente al útero materno. Algo que condicionó también la forma de concebir la muerte por los antiguos vascos, quienes creyeron que “volvían a la tierra-madre” y lo que provocó que el enterramiento primitivo fuese “bajo tierra” poniendo el cadáver en “posición fetal”. La Tierra era por tanto el Eje de toda la existencia, todo lo que hay por encima de ella es “vivo”, y
todo lo que hay debajo es “muerto y/o sobrenatural” lo que produce, a menudo, mitos como los supervivientes de Dioses que viven bajo tierra, se desplazan por galerías subterráneas, y acceden al mundo por aberturas naturales, convirtiendo el panteón vasco en un panteón principalmente ctónico. […] El paganismo vasco es un paganismo principalmente subterráneo, no únicamente los Dioses y espíritus a menudo viven en cavernas o se sitúa el “más allá” bajo tierra, […] sino que el Paganismo Vasco indica que “todo” proviene del mundo subterráneo. La luna, el sol, los vientos y las tempestades, estas últimas provocadas por actividades sobrenaturales que tienen lugar bajo tierra y que, a través de grutas y aberturas naturales, se escenifican en el mundo del ser humano a modo de vientos y tempestades.
En el interior de la Tierra existen comarcas inmensas, donde corren ríos de leche; pero son inaccesibles al ser humano, mientras éste viva en la superficie. Con ellas comunican ciertos pozos, simas y cavernas, como el pozo Urbión, las simas de Okina y de Albi y las Cuevas de Amboto, de Muru y de Txindoki. De tales regiones subterráneas proceden ciertos fenómenos atmosféricos, principalmente las nubes tempestuosas y los vientos huracanados. El cielo azul recibe el nombre de Ostri. En él se mueven los astros, los cuales, al ponerse en el Occidente, se introducen en los «mares bermejos» (itxasgorrieta), para seguir su curso a través del mundo subterráneo. Así, el Sol, que durante una parte de su curso alumbra al mundo de la superficie, luce durante la otra debajo de la Tierra. El Sol y la Luna son divinidades femeninas, hijas de la Tierra, a cuyo seno van todos los días después de su recorrido por el Cielo. El día es para los seres humanos que viven en la superficie terrestre.
Pero ésta pertenece, durante la noche, a los espíritus y a las almas de los muertos para los cuales alumbra la luna.
P.D: He hecho un "copypaste" bastante descarado. Dejo enlaces.
http://es.wikipedia.org/wiki/Mari_(d...rada_est.C3.A9
http://www.europaindigena.com/2ª-par...la-diosa-mari/
http://www.portalvasco.com/historia/histo5.html