Cita:
Sí, pero que digan a un fóbico/deprimido, tu eres mi última esperanza, después de hablar con sus padres, psicólogos, decirle psiquiatras que tiene dependencia de mi, es pensar poco en ella y menos en mi, si tomo prozac es por algo, no puedes pedir peras al olmo, te intento ayudar ok, pero he de poner mis límites o nos hundimos los 2, y creo que eso no es egoísmo, es un poco de sensatez.
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Yo estoy de acuerdo contigo. Efectivamente has de poner tus límites, porque si no os hundís los dos como bien dices, y eso no lleva a nada bueno. Una relación no puede ser destructiva, porque si no, acaba no siendo.
Cita:
Joer...¡¡¡Qué viva el amor!!!
¿Qué pasó con lo de: "en la salud y en la enfermedad..." ?
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Pues mira, te voy a explicar lo que ha pasado. Esa frase es muy antigua, de cuando no existían las enfermedades mentales. Mejor dicho, sí existían lo que pasa que a los "locos" los encerraban o los apartaban de la sociedad. Y desde luego no tenían nunca ocasión de tener pareja. Así que a estos problemas la gente directamente no se enfrentaba nunca. Ahora te los dejan en casa de sus familiares con pastillas, pero quienes sufren son los familiares precisamente. Porque no saben como tratar a los enfermos.
Una enfermedad mental es una enfermedad, pero no es como las físicas. Me explico. Una enfermedad física, no altera la conciencia ni la personalidad del individuo, sigue siendo él o ella. Como mucho si hay personas quejonas pues se ponen un poco pesadas y punto. Pero sigue siendo la misma persona y una dolencia física a fin de cuentas en donde está muy claro cuál es la forma de ayudar y apoyar. Si por ejemplo alguien tiene la pierna rota, pues todo el mundo sabe como ayudar si tiene a alguien así en casa. Aparte de ayudar en las faenas físicas de la casa, también puedes dar apoyo moral y esto tiene resultados positivos, ya que la conciencia y personalidad de la persona funcionan correcta y equilibradamente. No va a abusar ni va a pasarse de ciertos límites.
Una enfermedad mental es totalmente diferente, a menudo no reconoces a la persona que era antes porque le cambia totalmente la personalidad y la conciencia. Es cómo si le hubieran suplantado por otra persona y además está nueva persona puede ser tremendamente conflictiva, cruel y tóxica. Aquí no está tan claro cuál es esa manera de "ayudar". Si ofreces tu apoyo incondicional y cariño como un alma candida, corres el peligro de que te hagan trizas, pues muchos enfermos mentales buscan a alguien a quien machacar y martirizar al máximo, para sentir un poco de alivio debido a la oscuridad en que se encuentran. Ellos no ven que puedan estar abusando, o pasándose de la raya no lo saben ni lo entienden porque precisamente ese es un síntoma de su enfermedad. Pero en realidad esa actitud tampoco les ayuda a la larga a salir de donde están. Más bien al contrario les reafirma. Entonces en estos casos quizás la verdadera manera de ayudar es poner límites y que de esa manera la persona reaccione en reformar su conducta si es que ello es posible. La gente que se dedica como profesión a cuidar a enfermos mentales, o ancianos que se les va la cabeza, etc... muchas veces ves que les hablan con cierta dureza al dirigirse a ellos cuando se ponen pesados como poniendo límites como diciendo, "eh no te pases de la raya conmigo que yo por ahí no voy a pasar". Esto sorprende desde fuera si no lo has visto nunca, pues los que no estamos metidos en el tema pensamos que no está bien, sin embargo hay veces que es necesario. Y eso no es que no quieras a la persona, es lo mismo que quien tiene hijos y a veces les tiene que poner límites y reñirlos y castigarlos, porque si siempre se les consintiera todo se convertirían en unos monstruos. Entonces los límites se los tienes que poner tú, pero no por ninguna crueldad ni egoísmo, sino porque sencillamente ellos no tienen capacidad de ponérselos a sí mismo ni saber donde están, entonces se los tienes que poner tú.
Y en cualquier caso desde luego el límite de todas estas cosas está en la propia salud del individuo. Cuando esta está en riesgo tampoco se le puede pedir a nadie que se aguante porque está en su derecho a tirar la toalla, sin que se le califique de egoísta.