Un amigo, por fin y después de muchos años, consigue salir con una chavala.
No sabe ni donde llevarla (lo mismo me pasaría a mí) y al final la lleva a un ventorrito a comer un bocata de morcilla.
Una hora allí callados y al final le dice:
- Perdona, chica, pero es que llevo cinco años sin salir con una mujer y estoy un poco cortado.
Respuesta:
- No te preocupes, a mí me pasa igual.