“Afortunadamente cuando vomité saque la cabeza por la ventana del carruaje. Porque si no, me hubiera vomitado el corazón”
El señor plátano
Recuerdo esa frase mientras hago lo mismo pero en un bus papagayo ruta 7, me rio porque hace rato no recordaba ‘ese libro’ pero después recuerdo porqué estoy haciendo eso, gente en serio, dejen de echarse perfume en un bus en horas de la tarde, más que bienestar produce náuseas, tanta gente y el calor no son una buena combinación, también puede que sea mi culpa, por más que lo intente siempre olvido que no debo tomar más de dos cafés seguidos, la brisa es amable aunque la silla esté vuelta mierda y haya madrugado para nada, no entiendo como la gente puede ser tan irresponsable, es decir, yo lo soy pero sólo conmigo misma, no en un trabajo en grupo, maldita sea como odio esos trabajos; nos dejaron el texto hace pocos días porque lo cambiaron, les digo Hey reunámonos,
“no puedo” dice una enojada porque ha sacado un 3.4 en el parcial que entregaron ese día, al parecer le gusta tener todo sobre 4.5 (considerando que era un parcial durísimo y más del 60% lo perdió debería estar al menos un poco tranquila, yo también saque 3.4 y no hago drama)
“estudio todo el día todos los días” añade, me rio y le digo que es imposible que esté ocupada mañana, tarde y noche, que ganas de decirle que no hable mierda, pero me contengo y le pregunto que qué propone que yo puedo cuando quiera, otra me dice que lastimosamente ella trabaja, se entiende, tu también dime cuando puedes, el otro... bueno es un tipo al que sólo le preocupan sus músculos (qué gente más rara hay en filosofía ahora)…
y entonces acá estoy un viernes en el cual ya no tengo clase, esperándolos en la entrada de la biblioteca a las 10 am según lo estipulado. Llegue algo tarde porque tras de que soy lenta me quede esperando que Toby terminara su desayuno; no los encuentro, voy a buscarlos al segundo piso y después al otro lado de la universidad, a la facultad, muerta de pena por esos casi 20 minutos de retraso y repitiendo en la mente la excusa que iba a decir cuando los encontrase. Pero pura mierda, no llegaron y la exposición es el martes. Ni modo, supongo que entraré a la biblioteca a leer, no quiero devolverme aún. En el camino un hippie argentino con dreadlocks y manillas en tubo me dice
“Hola flaca ¿cómo vas?” y a mí me dan ganas de responderle a lo Opio
“bien, todo va bien. Salvo mi corazón, todo va bien.” Pero qué va, no me salen las palabras y me prometo que la próxima vez que alguien me pregunte definitivamente lo haré, en todo caso le sonrío de la única manera que sé: con los ojos, que seguro por ser hippie entendió. Arrimo un rato al chuzo a ver si está Lina para que como siempre me saque un libro pero no, sólo hay gente con la que no me apetece hablar, un semestre más con la misma deuda de hace 3 años, más que rabia me da mucha risa y me digo que algún día la pagaré.
¿Qué leer qué leer? ¡Ah sí! el libro de cuentos que me recomendó el chico nada, pero nada nuestra que estás en la nada, nada sea tu nombre, venga a nosotros tu nada, hágase tu nada así en la nada como en la nada, danos hoy la nada de cada nada, perdona nuestra nada y líbranos de la nada, nada, nada. No está, así que voy caminando por los estantes a ver si algo llama, llego por inercia al de literatura colombiana y recuerdo que hace un tiempo había empezado uno después de
Páginas de vuelta…lo agarro y me toca empezar de nuevo ya que no lo recuerdo, el tipo escribe bien, y cada que me topo con algo así yo digo que ¡no! Que qué paila, que apague y vámonos que qué cosa tan dura no tener talento jajajaja pero mi dignidad queda algo restaurada cuando leo que el protagonista que es rolo baila salsa en Paris. ¡Ja! Eso es imposible jajaja y suelto una carcajada que despierta al sujeto que está en la mesa de al lado (a propósito sí noté eso, la gente va a la biblioteca a dormir). Todos saben que los rolos son amotrices, seguro es el frío que se les ha metido al fondo de los huesos jajaja mentira, ya sé que no hay que generalizar, el caso es que después de varias horas comienzo a perder la concentración (¿será hambre?), así sé que no voy a leer más, me llevo del libro la frase
“Salir, qué aventura” y una duda respecto a la forma de escribir: plaza de Caicedo. ¿sí es Caicedo? O ¿es Caycedo? En la estación del MIO dice: Caycedo, en fin.
Creo que ahora si puedo ir a casa, pero antes voy a ver si Camilo me consiguió la película o si se sigue escudando en sus dedos vueltos nada para no trabajar. Lo encuentro…uhm, radiante pero me parece muy boleta decirle algo así y sólo apunto a decirle que está raro que si fue al río, que tiene un color de piel diferente, me malinterpreta y me dice que como así que deje las bromas pesadas y se ríe y yo le pregunto que si es que ahora va a engrosar las filas de los de Tercera Fuerza y que seguro, seguro si tuviese mi tono de piel, se deprimiría todos los días al verse en el espejo, me responde que tan boba que esos son unos idiotas y yo le digo que a juzgar por su reacción él también lo es tal vez un poco.
Ambos reímos por la verdad ácida escondida en broma y entonces oh sorpresa, me pregunta
“y qué más ¿cómo vas?” y yo cumplo, cumplo mi promesa y respondo a modo de suspiro
“bien, todo va bien. Salvo mi corazón, todo va bien.” Me mira con cara de ¿por qué putas sos tan emo? Y yo lo miro y le digo que es broma que jajaja que mentira y le cuento lo del trabajo y que me dejaron metida.
-¿No tenías el número de ninguno?
-No, no los conozco mucho
-¡¡Eso te pasa por asocial. Maldita asocial, o hasta antisocial!!
-Qué va
Resulta que estaba feliz porque su trabajo en periodismo está dando frutos y aparte de dinero gana experiencia, yo he leído alguna que otra crónica y la verdad no me parece mucha cosa, pero yo de comunicación no sé nada ¿no?, que conoció a Vladdo y que casi muere de risa en su conferencia, que abofeteo a los mamertos y que decía
“que fastidio con esa gente, el muro de Berlín se cayó hace mucho tiempo ehh” o algo así y que en sus palabras: había descubierto el poder de la caricatura en el colegio, donde los más grandes lo cascaban siempre, y él empezó a dibujarlos cabezones, muelones, feos y a rotar el dibujo en las clases, dice, que desde entonces lo dejaron de molestar, así que
“como Uribe, al que me jode y se mete conmigo, lo vuelvo muñeco” Camilo está extasiado contándome y muere de risa, pero a mí me parece un chiste muy ácido.
Después me cuenta ya más serio que también conoció a un tal Juan José Hoyos, un paisa que es periodista e investigador, que su charla fue sublime en un sentido extraño y bien emocional, pues contándoles algunas historias tuvo que parar y llorar, sobre todo contando como había hecho su crónica que si mal no recuerdo se llama
el oro y la sangre donde relata la historia de unos indígenas emberá que descubren una mina y a quienes alguien llega a regalarles mucho alcohol. Cabe aclarar que estaban armados por lo que el cacique dice que sí, que pueden tomar pero que para evitar problemas todos los fusiles deben ser guardados, así lo hacen y cuando están todos ebrios, llegan hombres a masacrarlos y en un afán por escapar algunos mueren ahogados intentando cruzar el rio cercano que para mala suerte estaba crecido…
También sobre otra crónica que se llama
los muertos fuimos cinco y que
grosso modo es sobre un tipo que sobrevivió a una tortura (junto a otros cuatro) por parte de paramilitares. Es tan increíble la forma en la que sobrevivió que él aún sigue diciendo que ese día también murió, de ahí el título.
Nos miramos como diciendo que, qué paila… Y yo decido que ha sido suficiente, que qué pesado que debería poner de nuevo la firma:
no somos bonitos, somos deformes, horribles, monstruosos y venimos por ti. Chao Camilo, ya deje así con la peli, usted no la va a buscar y yo no voy a insistir *risas*
Me dirijo a la salida para abordar el bus, ya pasó la hora del almuerzo y de nuevo no comí pero bueno yo solo pienso en llegar y dormir un rato, de alguna manera me encuentro cansada.
-Compa, lleve el Manifiesto por 1 Lan
Me para un sujeto en el camino. ¿Compa?¡¿compa?! que tipo tan paila, ni siquiera compañera, o compita jajaja compa…pensé que eso de vender el Manifiesto del Partido Comunista era un mito jaaaaaaajajajaja por la sorpresa y por la ironía de estarlo vendiendo le digo que de una, que me de uno y me pongo a leerlo en el bus ( a pesar de la advertencia de que eso jode la retina) dice ‘colección popular’ y tiene por portada una escultura griega jajajajaja pero vea qué interesante, tiene referencias, notas al pie y toda la cosa:
“Un fantasma recorre Europa” ussh no, pero eso está muy aburrido o yo muy cansada, en todo caso yo tengo una duda que no sé si será muy estúpida o qué.
Dice Carlitos que:
“una vez el obrero ha sufrido la explotación del dueño de la fabrica y ha recibido su salario en metálico, se convierte en víctima de otros elementos de la burguesía: el casero, el tendero, el prestamista, etc.”
Y luego añade
“caen en las filas del proletariado porque sus pequeño capitales no les alcanzan para acometer grandes empresas industriales y sucumben en la competencia con los capitalistas más fuertes”.
Y bueno, mi mamá tiene una tienda, es su trabajo y sufre a mí no me vengan con cuentos, no es lo único en lo que trabaja, también tiene un jefe, también es proletaria porque debe trabajar determinadas horas en pro de
“los medios de subsistencia indispensables para vivir” blablabla también es víctima de ‘la burguesía’ y
“su habilidad profesional se ve despreciada antes los nuevos métodos de producción” (En contaduría no la contratan en trabajos buenos, por la edad), pero al tener una tienda y desangrar a sus camaradas proletarios es también esa misma burguesía? Es decir, ¿es las dos cosas? ¿Dónde está la línea? ¿Ah ella está en el medio?
Me mareo, mejor cierro, y me pregunto si mamá aún estará enojada conmigo, debería visitarla, estoy cansada pero no lo pienso mucho.
Para mi sorpresa, me recibe bien y me pregunta que si he comido, le digo que algo por ahí y me dice que por qué es que soy así, que espere y me sirve algo que quedo de lo que ella hizo, juemadre yo creo que casi me pongo a llorar y todo, estaba como rica esa comida. Yo me acuerdo de las palabras de ese pelado que dice que odia a la familia por amarla y despreciarla por no poder escupirlos en la cara y después darles un abrazo y quizás un beso. Entonces le digo a mi mamá que si todo bien y me dice que sí que todo bien, y yo le digo que qué bacano, ese es mi beso, mi abrazo entonces me rio y le digo ¿sabe qué má? Usted es una pequeño burguesa, y ese es supuestamente mi escupitajo.
Y por fin me puedo ir a dormir recordando las primeras páginas de ese libro de Bolaño donde está escrito que cuando uno dice que “hoy no ha pasado nada” es mentira, pues siempre pasan cosas, pendejas, pero cosas.