Bien, Sr. Psiquiatra, necesitaba acudir a usted.
Verá, hoy no me encuentro muy bien, aunque por supuesto no se trata de este día aislado, sino de cierta progresión negativa que se viene dando desde hace tiempo. ¿Las causas?, bueno, usted ya sabe lo obvio de las circunstancias actuales; puede que simplemente se trate de un natural desgaste al verme sometido a tanta presión sin cese y más: con certera tendencia a ponerse más difícil.
Sin embargo, no tengo ninguna duda de mi fortaleza, y ¿sabe? hasta me he sorprendido yo mismo al observar el resultado de esta puesta a prueba. Sin duda he adquirido poderosas herramientas, mi coraza se ha endurecido después de tantos y tan tempranos dolores que me ha tocado afrontar. Pero mi talón de Aquiles sigue siendo el mismo, y aunque resista con grandeza todas las embestidas provenientes de todos los ángulos, siempre está aquella grieta por donde los ataques logran llegar a la médula obligándome, por fin, a descansar sobre mi rodilla.
Mi problema soy yo, como siempre lo ha sido. En vez de protegerme me ataco, me entierro el puñal y no siempre tengo éxito al evitarlo. De alguna forma es cierto que los demás también forman parte del problema, pero lo hacen de manera secundaria. Se habrá dado cuenta de que evito ser claro al respecto de esta dificultad, es así porque me avergüenza aljsdfajhsdJSDLKSJDKJSANDJKNSAFNSCLMASDKJlkJLKKkas jfasñkmdjk asdlkasdnasdsk njasdnsalkdasmd,as klasdkaslkdmwlkanjnsfm,xzmnakjsf
Hasta ahí llegué, qué fastidio. Me gustaría hablar y expresarme con naturalidad, porque ponerme a escribir con toda la estupidez que tengo encima de la prolijidad y la buena redacción... puf, qué tedio insoportable
Mejor me pongo a hacer presses de banca. Chau.