Levirus

No me desespero, no me desespero, sé que pronto saldré de esto.

touma

Tengo el estómago y la mente revueltos

Elfa doméstica

Me pregunto si es que esas pequeñas conexiones deben mantener mi esperanza es verdad que cada vez las recuerdo menos, y eso esta bien, pero sinceramente me hubiese gustado que las cosas fuesen de otra manera.
Sabes? Es gracioso que después de todo este tiempo siempre hayas estado en lo correcto.

Chica.triste

Siento por momentos que sólo el orgullo hace que no quiera volver a verlos jamás, ni siquiera para mostrarles lo bien que me ha ido, luego me doy cuenta de que no; que no volver a verlos es lo correcto por el trato que me han dado. En tanto no debo ni siquiera desearles mal, porque con toda seguridad me atrevo a decir que sus vidas no tendrán felicidad alguna. Puedo percibir lo efímero de su engaño, y puedo presentir que pronto sucederán cosas malas en sus caminos. Su vida ya no dará sorpresas por más que quieran engañar, allí se han quedado y de ahí ya no saldrán.

Elfa doméstica

Te apareciste un 21 de febrero en nuestras vidas, coincidentemente, un día después del Día internacional del Gato, asustado por entrar a un nuevo hogar. De una forma rápida te ganaste nuestro afecto, tal vez fue porque nunca he conocido un gatito como tú, tan cariñoso e inteligente.
Tu forma de ser me encantó mientras estuviste con nosotros, jamás olvidare que hayas sido mi enfermero los días que estuve mal, no sé como lo sentiste pero estuviste ahí conmigo jeje durmiendo a mi lado cuando tú casi siempre te ibas a dormir a tu cestita. Tampoco olvidaré que a ciertas horas de la tarde me buscabas para que te acaricie los bigotes, y hasta que no estuvieses a gusto no me dejabas ir. La forma como nos esperabas en la puerta cada vez que salíamos, como si nos reclamases de por qué no te habíamos llevado. xDD O como le dabas de cabezazos a tu peor enemigo, el ipad jaja cada vez que no te prestábamos atención.
Vaya, a pesar haberte tenido solo un poco más de un año y medio, hay tantas cosas que extrañaré de tí... pero es lo mejor, me hubiese gustado tenerte un poco más pero a cambio de que estés sufriendo, no, no tendría el valor de verte cada vez más débil, la verdad es que nadie en casa lo querría, por eso que allá en donde estés espero que estés tranquilo porque aquí nadie te olvidará, siempre te tendremos en nuestros recuerdos como a tus amigos que nunca llegaste a conocer.
Adiós, M.R-R.J.X., mi gato pardito.

Calma82

Debería escribir algo, pero no se muy bien qué decir, quizá en otra ocasión.

MadMoiselle

He ido al médico y he visto muchas vayainas zombies, de ancianas. Y algún rabuco zerzi... exactamente uno. Y Muchos rabucodonoseres zombies de ancianos, que parecían trozos de trapos de la limpieza.
Ah, y un oriental muy visual... en plan cantante de J-algo, acompañado por una chica que no le pegaba ni con cola (familiar suyo supongo). Pero ese no tenía trabucodonosor, ni vayaina, ni nah de nah... no me habría importado conocerlo, parecía muy guay, se me ha quedado mirando al pasar cuando se iban.

Jassito

Yo solo iba caminando.

Yo solo iba caminando, sin detenerme en los lugares, sin mirar nada de las cosas que me rodean, como caballo danzante tenía una tapa para laterales en los ojos. Entonces, sin ver, di la vuelta.

Al ser yo un caballo, más bien, un pony barrigón, avancé hasta un lugar donde habia una morada en un lugar muy vistoso. En la morada había un pequeño río que, se estaba secando.

Me pareció buen lugar para un equino, un lugar seguro donde podía pastar y descansar un poco de la dura caminata de la que provenía.

Yo tenía mi rutina de pony intacta. Solía beber agua y pastar la mayor parte del tiempo. Y a veces practicaba una rutina de baile aprendida hace años. Mi crin rubia resplandecía en el sol, con la potencia que solo el cabello de pony sabe resplandecer.
Mi pasos eran chiquitos y caminaba moviendo mi rollizo cuerpo barrigón de caballito miniatura.

Desconocía ese lugar y pronto las cosas fueron cambiando.

Después de mi llegada, llegó una extraña criatura que nunca habia visto. Me quedé parada y sorprendida sin moverme por el temor. No tenía un nombre para esa cosa, puesto que nunca la había visto. Era grande, pero delgada a la vez, su rostro era diferente al mío, sus ojos eran pequeños y carecian de brillo alguno, su nariz era casi invisible y su boca era también pequeña. Era tan distinto a lo que yo veía siempre que tardé un tiempo en darme cuenta donde y como estaba su cara. Lo que más me perturbó de la criatura es que tenía 4 patas, pero caminaba solo sobre 2 de ellas y las otras dos no las usaba, caminaba totalmente en 2 patas y su lomo era completamente recto.

Sentí muchas ganas de vomitar.

Cuando llegó la criatura empezó a emitir ruidos que no conocía y a mover las patas que no usaba.
Después llegaron más criaturas.

La siguiente criatura que llego a mi encuentro era más conocida para mi.
Eran equinos también, pero no se parecían a mi. Tenían orejas largas y casi no tenían cabello largo. Su tono de cabello era gris en su totalidad. Era lo que me habían enseñado que se le decía ser diferente. Todos eran diferentes a mi, pero eran muy iguales entre ellos. Yo era diferente.

Pasó un tiempo. El ser que andaba en 2 patas era muy impresionante, pero a pesar del tiempo, le temía mucho. Ese ser nos colocaba un trozo de madera que teníamos que detener con los dientes, hacer fuerza y tirar hasta que una caja con ruedas se moviera. Todos los diferentes lo hacían y dejaban caer la carga que llevaba la caja extraña. Frecuentemente el ser extraño producía un sonido que a todos nos asustaba por igual. Supe distinguirlo cada vez que se caía la carga de los diferentes.
La caja extraña era más grande que yo y pesaba mucho. A pesar de eso, casi nunca se me caía la carga y el ser extraño me palmeaba la espalda. Algunas veces me daba algo que se sacaba de un trozo de tela que tenía en las patas que le sostenían, lo acercaba a mi hocico y lo depositaba alli. Por inercia lo comía y sabía bien. Frecuentemente cuidaba la carga para que me diera más de esa cosa que tenía en la tela.

Las noches eran terribles pues vivía aterrada. Los iguales hacían muchos ruidos y sonidos parecidos a relinchos todo el descanso. Cuando te acercabas a los iguales, ellos olían mal aunque les bañara el ser extraño. Constantemente era observada por los iguales que relinchaban excitados cuando me daban el objeto del ser extraño. Después algunos iguales se acercaban a mi y me observaban, trataban de imitar mis movimientos y también recibían objetos del ser extraño de vez en cuando. Algunos iguales no recibían nada, pasaban el día relinchando y se dedicaban a tirar la carga con sus bruscos movimientos.

Muchas veces pensé en que, llegada la noche debía huir de ese lugar, los iguales me asustaban mucho, el ser extraño también, todos bebíamos del mismo río y este se habia puesto muy sucio; el lugar de pastar se empezaba a terminar y también se había ensuciado con las patas y excrementos de los iguales.

Aún hoy sigo aquí, escuchando por las noches relinchidos que no me dejan dormir, viendo como los iguales a veces se muerden y se riñen. Esperando que el ser extraño pronuncie unas palabras que me den de nuevo eso que el dice llamar premio.

Entonces, me levanto, paso mi tarjeta de salida y camino a mi casa. Allí no hay iguales, allí no ha seres extraños.

Allí burros y ponies son muy diferentes y se sabe que no se deben mezclar.

touma

Que pésimo servicio, que bueno que ya estoy en casa

Eloff

Bueno, a ver qué sale...

La vida es un horror; un conglomerado de miserias, sufrimientos y dolores. No pueden caber dudas de ello si se observa todo con la correcta perspectiva. No se trata de despecho ni malhumor pasajero, sino de la pura apreciación de los hechos.
Hay reglas para la existencia: una de ellas es que hay cosas buenas, lindas y agradables. Es decir; por supuesto que las hay, no iba a negar semejante cosa. Justamente el que haya esas cosas buenas, lindas y bonitas es requisito fundamental para que se cumpla otra regla de la existencia: Todo (absolutamente todo) es efímero, nada prevalece para siempre. Así, sólo con esas dos reglas podemos descifrar la simple dinámica de toda existencia: cosas buenas, lindas y bonitas pasan... pero se acaban siempre. Es decir, la tragedia es omnipresente en todas las vidas, es componente esencial de toda travesía por el existir. Todo lo bello que se pueda experimentar se acabará, dejando vacío y miseria en el lugar en el que hubo plenitud y alegría.

Se me olvidó mencionar que, como con toda regla, aquella de que "todo es efímero" tiene una excepción: La muerte. La muerte siempre está ahí, esperando pacientemente por el fin de cada existencia. Si no fuera por la muerte podríamos decir que habría un empate, porque a las cosas bellas le sucederían cosas feas y a éstas a su vez, repitiéndose el ciclo, le sucederían cosas bellas, y así eternamente equilibrando la balanza. Pero la muerte es el triunfo definitivo de lo feo, de lo miserable y descorazonador. ¿Ya lo había dicho por ahí antes, no? Si la existencia fuera eterna, entonces todos los valores contrarios se anularían y la ecuación resultaría en una gris -aunque tolerable- neutralidad. Pero morimos, así que el balance es siempre, irremediablemente, negativo.

Yo no creo ser especialmente desgraciado, me gustaría aclararlo. Ni remotamente pienso que mi miseria sea muy grande, ni me considero víctima de la mala fortuna sino hasta al contrario: Sé decir de mis circunstancias que bastante favorables me son. He visto gente creer que son el centro de la desdicha universal, idealizando las existencias ajenas pecando de una ceguera e ignorancia (e insensibilidad, egoísmo, egocentrismo) increíbles. Estoy convencido de que la existencia está repleta de miseria para todos los individuos, pese a que algunos la sufran más que otros por puro capricho de variables azarosas (lo cual incrementa aún más lo dantesco, lo absurdamente injusto). Porque si fuera igual para todos, al menos tendríamos un sentido cumplido y real de justicia, que es algo bello y, por tanto, no podía prevalecer). En realidad sólo me basta observar, y créaseme que no tengo dificultad alguna en intuir y desvelar cuáles son las miserias y angustias que azotan la vida de las personas.

Para empezar: hoy, por ejemplo, desapareció la gatita que me quedaba. Con todo el afecto que le tenía, que ella me tenía a mí, con la extrema dulzura de carácter que había desarrollado. Eran dos y las dos se pierden, ¿cuántas probabilidades había de eso? No podría haberles prohibido el acceso al techo de todas formas. Y nada, se fue y es poco probable que aparezca, si al menos con suerte sigue con vida.
Tengo trabajo, puedo ganar bien, pero el trabajo me aburre y no sé cómo motivarme. Otra gente no tiene trabajo, otros sí tienen pero es una mierda desagradable y mal paga. Yo perdí mascotas por las que sentía real afecto, pero hay gente que perdió a sus hijos. ¿Qué tan desgraciado puedo sentirme si a mi madre le vuelve el cáncer, cuando mi cuñado perdió a la suya en un accidente automovilístico? Deja de tener sentido el lamentarse por algo tan omnipresente y constante como lo trágico y lo miserable. Me preocupo por mi apariencia; un amigo es muy atractivo físicamente pero no sabe quién es su padre biológico y sufre por ello. Yo sé quién es mi padre biológico pero mi vínculo con él es superfluo. Otro amigo usa bastón y tiene menos edad que yo; él tiene pareja y yo no. La otra vez pasan por whatsapp un video de una decapitación de parte de lo que parecía ser un grupo extremista musulmán. Vi una y otra vez, con horror, el momento en el que la vida del sujeto parecía extinguirse mientras el verdugo le daba machetazos al cuello. Navegando por ahí dí con un gif que parecía ser el fragmento de un video de unas chicas con intenciones de bailar de manera seductora; una cuyo rostro evidenciaba algún tipo de discapacidad mental, y la otra obesa. La imagen era usada como burla; reflejando los lamentables valores de la sociedad, lo determinante del azar en las perspectivas de éxito y felicidad para sus individuos integrantes.

El horror de la existencia es inabarcable, no tiene límites. Hay gente que viola y asesina, hay gente que muere de hambre, hay mentiras y traición, hay guerras, accidentes, corrupción, soledad, catástrofes. Pero más allá de todo, hay sinsentido. Porque si hubiera un propósito por el cual justificar el atravesar semejantes angustias, entonces se podría negociar el hacerlo. Pero no, todo lo que hay es existir por existir. Y no es que esté mal eh, en absoluto, porque al fin y al cabo la existencia es lo único que tenemos: termina justificándose a sí misma cuando se la contrapone a la nada (la "no-existencia", incognoscible). Por aquellas cosas buenas certeramente efímeras al menos (e inclusive por las malas, porque antes que la nada cualquier cosa debería ser superior), ya basta para continuar.

De todas formas, nadie sabe con seguridad si la muerte es el fin de todo. Podría no haber no-existencia. Ojalá.

Y sobre mi gatita, es bueno prestar el oído a los sabios consejos de Epicteto:
Pasividad, aceptación. Si la existencia es un horror, debe reconfortar asumirlo. Un suspiro de alivio, porque así se borran todos los enfermizos sentimientos de resistencia, negación y continua frustración; y se abren los ojos para ver lo que se nos ofrece en todo su valor.