Perdonad que me repita con este tema, pero es que me preocupa. Esto continúa de
mi primer hilo.
Pues eso, que ya han pasado cuatro años y medio desde que dejé los antidepresivos y todavía no soy el de antes. Es como si mi nivel de consciencia fuera menor, un poco como si contemplara la realidad desde las alturas sin poder acercarme a tocarla y sentirla de verdad. Estoy en una zona de nadie: no puedo estar alerta, centrado en el aquí y ahora (necesario para ser diligente en el trabajo, por ejemplo) ni dejar vagar la mente hacia fantasías, deseos o proyectos (necesario para... ¿ser persona?).
Ante cualquier reto de la vida diaria que exija una de esas dos cosas, me esfuerzo por sacar a mi mente de su estado de zombi, pero entonces experimento una curiosa sensación entre sueño y mareo (la llamaré CSESYM) que empuja en sentido contrario y me impide avanzar. Entonces me agobio y me odio. Por mi fracaso, pero también porque el mismo esfuerzo resulta doloroso. Casi podría decirse que nunca siento nada salvo cuando intento sacar a mi mente de ese estado en el que nunca siente nada. Y, como digo, lo único que siento entonces es CSESYM y agobio.
Es como si mi cerebro tuviera grabada a fuego la consigna impuesta por el antidepresivo: "los pensamientos depresivos están en la zona X del cerebro, pero como no sabemos distinguirlos del resto, vamos a anular completamente la zona X y problema resuelto". Pero es que la zona X era mucho más que eso. Allí estaba mi creatividad. Allí estaba mi fantasía. Allí estaba mi agilidad mental. Allí estaba mi acariciante atracción hacia las mujeres. Allí estaba mi temperamento lógico y analítico. Allí estaba mi deseo (con muchos matices, lo admito) de actividad. Allí estaba mi idealismo, que se nutría de todo lo anterior en honrosa lucha contra mi nihilismo. Allí estaban, en fin, las pocas cosas que, a ratos, me hacían sentir orgulloso de mí mismo, a pesar de esas otras cosas que en mala hora me llevaron a medicarme.
¿Sigo mejorando? Creo que sí, pero es posible que sea puro autoengaño. Si me pregunto a mí mísmo, me respondo que sí he mejorado, pero si leo lo que escribí hace un tiempo en el otro hilo no me parece que las cosas hayan cambiado mucho, e incluso algunas de las pequeñas mejorías que describí han demostrado no ser del todo tales. Lo de la pronunciación, por ejemplo. Me trabo con frecuencia y el cuerpo me pide hablar lentamente y sin articular claramente las palabras, un poco como lo haría un borracho. Y al hacer un esfuerzo extra para hablar con normalidad (mi fobia social y mi amor propio me lo exigen) la CSESYM vuelve a las andadas, signo de que algo en mi cerebro está anulado.
La nota positiva es que, en las últimas semanas, mi deseo y desempeño sexual han estado a un nivel más o menos aceptable, pero no sé si es una mejoría estable o si solo se debe a la euforia de cierto pequeño y temporal cambio que ha habido en mi vida. Cruzo los dedos por que sea lo primero. Y quizá mi languidez también haya disminuido un poco desde el otro hilo. No lo sé. Lo que sé es que la CSESYM sigue siendo un martirio.