Tú y varias personas más habéis sido invitadas a pasar la noche en casa de una amiga para celebrar su cumpleaños. Ya bien entrada la madrugada se reparten las camas y te toca dormir en la habitación contigua a aquella en la que dormirá tu amiga. Tu amiga y su amiga, tu otra amiga. Son lesbianas, algo ya sabido por casi todos los ahí presentes.
Al tener que dormir en una cama demasiado pequeña para tu altura, no consigues conciliar el sueño y no haces más que escuchar las agujas del reloj que cuelga de la pared. Mientras tanto, parece ser que unos cuantos metros más allá la cosa se está caldeando y, por mucho que ambas intentan reprimir sus gemidos y que una pared los bloquea, ciertos sonidos tan imperceptibles como inconfundibles llegan a tus conductos auditivos. Te sientes un poco sucio por estar invadiendo su intimidad y te planteas si lo más correcto sería taparte los oídos con la almohada o ponerte a escuchar música con el mp3 que has dejado encima de la mesita de noche.
Unas horas después, ambas chicas van al baño, cierran el portátil con el que estaban escuchando música (quién sabe si con la intención de que nadie las oyera a ellas) y apagan la luz. Se hace el silencio y parece que por fin duermen.
A la mañana siguiente, la anfitriona de la casa, una de las dos chicas --con quienes se puede decir que más o menos tienes confianza--, te pregunta qué tal has dormido.
He aquí mi duda, pues:
¿Debo aceptar lo sucedido como algo perfectamente natural, ser sincero y comentarles que se oía todo? ¿O es mejor que me comporte con falsedad y mienta, ya que probablemente ellas hubieran preferido evitar tal intromisión en su privacidad?
La segunda opción es, evidentemente, la más segura, pero odio con todas mis fuerzas mentir. En cuanto a optar por la primera, no tengo ni idea de cómo les sentaría.
Saludos, hamijos.