A mí los psiquiatras me destrozaron la vida.
Mis padres me llevaron por consejo del médico de cabecera a uno de estos matanchines y me medicaron a lo bestia durante veinte años. Fueron tiempos oscuros, perdidos, sin identidad ni sentido.
Para mí aquello era una maraña, una tela de araña en la que, una vez atrapado ya no te podías escapar. Di dinero a los médicos, a la farmacia, eso sí, pero yo no tenía identidad.
Mi cerebro se acostumbró a la idea de buscar en el exterior la salud, hasta que mi padre me regaló un libro que me enseñó a buscar dentro de mí mismo.
Yo estaba muy jodidísimo y poniéndome inyecciones directamente en las venas y tomando pastillas a tutiplén.
Yo lo que siempre necesité fue consejo psicológico, pero me pillaron los psiquiatras como si fuesen arañas y me destrozaron todos aquellos años.
Cómo acabaría de asqueado de psiquiatras que, cuando mi vida cambió radicalmente gracias a mi propio esfuerzo, me decidí a escribir un libro contando mi historia... Escribí el libro "Memorias de un expaciente psiquiátrico. La salida del laberinto"
Estoy seguro de que hay muchas personas atrapadas por los psiquiatras, personas que han caído en la dependencia de ellos y creen que la solución está fuera de sí mismos. Es un callejón sin salida.
Habrá casos en que la actuación de un psiquiatra es necesaria, pero en casos concretos y puntuales, nunca como tratamiento exclusivo y creador de dependencias.