Hola. Tras sorprenderme y alegrarme de la existencia de este foro, el de gente que no está contenta en su piel o si lo está, no tiene un día a día sencillo, me apetece darme a conocer. Espero que os resulte agradable.
He superado recientemente la cuarentena. Cuatro décadas de dificultades para ser feliz y para encontrarme a gusto con mi suerte. Toda mi vida he tenido dificultades para relacionarme satisfactoriamente con mi entorno.
El modo en que lo he resuelto durante años es con una dura carrera contra la realidad, aparentando ser quien no era y esforzándome para ser como los demás o incluso mejor que los demás. Y eso resultó doloroso y agotador. Pero para algo si sirvió. De este esfuerzo obtuve un modesto éxito financiero, o mejor dicho, una relativa estabilidad económica (que tengo que proteger si no quiero tener que volver a empezar, y para alguien como yo no es fácil). Esto me permite, ahora, dejar de hacer lo que los demás me exigen que haga para aceptarme. Dejar de fingir.
Pero como nada es gratis, eso tiene un alto precio que pagar. Me gusta el ver el mar, el campo, pasear, leer y, sobre todo, reflexionar acerca de la vida. Pero me he creado un entorno artificial (pareja incluida) al que le agradan diversiones que yo no comparto. No me gusta trasnochar de copas, ni estar rodeado de gente que apenas conozco. Me gustan las conversaciones y los pensamientos inteligentes. Desprecio y me incomodan las conversaciones banales, esas a las que se está obligado para no parecer un grosero. Por eso la gente de mi entorno se burla o de molesta porque ya no me apetezca seguir con ese comportamiento. Por eso, soy un tipo raro. De esos al que el resto de la gente prefiere no saludar porque no tienen nada banal que decir con una sonrisa rápida. Pero curiosamente más íntegro, sano y feliz. Solo quiero decir un “hola” seco porque no tengo nada que compartir. Esa gente cuya lealtad o compromiso con sus “amigos” es tan fugaz como una pompa de jabón.
Ya no quiero esforzarme es ser quien tan sociable y divertido como los otros desean, porque se que eso pasa una factura posterior en mi delicada estabilidad personal y emocional. Por eso, me siento solo. Ya siempre me sentí, pero ahora más, al no haberme creado un entorno acorde con mis deseos y necesidades sino con mi búsqueda de la aceptación y del éxito social y profesional. Pero, como digo, estoy también feliz (o mejor dicho, tranquilo), por una extraña sensación de alegría y fortaleza interior. Ya no os necesito aunque sepa que vosotros a mi tampoco. Si puedo comer, dormir y vivir sin lujos pero sin problemas, pero puedo hacerlo sin seguir vuestro guión y ser yo mismo, y eso es el más grande de los lujos. Estoy seguro. Tengo pocos amigos, pero mejores. Ya me comporto con sinceridad y tranquilidad ante ellos.
Me queda algún camino por resolver en el cambio de entorno, y el buscar personas que me aporten realidad y acepten sin imposturas mi ser real. Un cambio que intuyo doloroso, por mucho motivos, pero en el que, al final de trayecto, intuyo beneficioso, al menos para mi. Espero que este rincón sea uno de esos oasis donde encontrar algo de vida diferente, que me acepteis entre vosotros y que me permitais aportar mi experiencia y conocer las vuestras.
Gracias. Un saludo