Cuestión de práctica, Aries. Yo aún lo estoy intentando.
Trabajando la autoestima, logrando confianza en ti...
A principios del año pasado, cuando empecé la terapia racional emotiva conductual no sabía que somos dueños de lo que pensamos y sentimos. No me lo creía. Con el tiempo fui ganando autoestima y comentarios que antes me afectaban, ya no me afectan, porque no los creo.
Te pongo un ejemplo, si a principios del años pasado mi familia me decía que era rara, o que nadie me quería, que no tengo amigos, por ejemplo, yo me habría sentido muy dolida, porque en mi interior yo creía que este comentario era cierto. Ahora sé que no, que es una etiqueta que me han puesto y que no había cuestionado hasta ahora. También hay que tener en cuenta quién te hace el comentario. Hay gente que saca defectos a todo el mundo... esos comentarios no te los tomas en serio.
Ahora ,cuando mi madre , mi hermana o mi padre me dicen eso ,no me afecta. No me afecta porque estoy convencida de que eso no es cierto.
Si tú estás seguro de lo que vales, te digan lo que te digan no va a cambiar la opinión que tienes de ti mismo. La gente a veces dice las cosas por maldad, envidia, porque están enfadados,frustrados, por ignorancia o falta de tacto. Si tú sabes que lo que te dicen no es cierto , no te afecta.
hazme caso, a principio de la terapia yo era una adicta a la aprobación al 100%, cualquier comentario , aunque fuera una crítica constructiva me la tomaba como un ataque a mi persona. Aún me queda mucho por mejorar, pero no dejo de sorprenderme de lo fuerte que me he vuelto, del control que he adquirido de mis emociones, de cosas que antes me decían y lloraba, y ahora no me hacen daño porque sé que no son ciertas.
Es como si eres blanco y te dicen que eres negro. Si confías en tu vista nadie te podrá convencer de que eres lo contrario.
En un libro que me recomendaron y que es como mi biblia: Tus zonas erróneas, en el primer capítulo habla de la necesidad de aprobación. (que es la primera creencia irracional) y te da algunos consejos sobre cómo vencerla. Uno de ellos es exponerte a la crítica, debatir con gente que sabes que no te aprobará a propósito. Al principio te costará mucho, pero con la práctica, ves que ya te va afectando menos. Todo es cuestión de práctica.