apatico86

La noche era desoladora, se podía untar el terror cortando el aire. Cada paso que daba Devora hacia tronar el pavimento de la calle. Llevaba medias de rejilla, una minifalda, un escote muy pronunciado y se había metido diez rayas de cocaína para superar su fobia social. En la lejanía pudo ver la luz del bar al que se dirigía, era el antro "Orujo, orujo..."

DarkPassenger

...Y tras oir sus patéticas palabras Devora desgarró el estomago del sujeto con un estilete removiendo tripas y arrancándoselas con las manos, después con sus dientes. Manchada de sangre oscura, su pecho se agrandaba, su corazón latía con fuerza, mientras la sangre caliente corría por su cuello, pecho y rodillas, Devora sentía el olor que le drogaba y deseaba. Lamía el cadaver blanquecino como un perro callejero sintiendo la muerte en éste y la vida corría entre sus piernas en forma liquida y espesa en una amalgama de colores perversos. Sentía a su vez la lujuria y satisfacción. Tal hecho le llenaba de dicha y satisfacción. Después abandonó el cadáver y se alejó entre las sombras...

Cukta

Con el cuerpo ensangrentado, ella bailaba, cantaba y alababa como si estuviera frente a una gran fogata adorando a dioses imposibles de mil cabezas y cuerpos deformes por las cicatrices de sus pasados. Los ojos se le llenaban de lagrimas, podía verlo a la perfección, tantos cuerpos, pudriendo y retorciendo entre el crujido de las llamas . Sufriendo, pero no como ella sufrió, no era suficiente, ella sabía que aun así, su dolor no sería purgado.

Ella había planeado su venganza días antes, cuando en la universidad, un mal profesor de filosofía le hablo de lo imposible que era el futuro para las personas como ella, la inutilidad de su existencia solo podía repararse con la inexistencia. -¡¿Inutilidad?! ¡¿Inexistencia?! ¡Son ellos quienes deberían morir!-. Se dijo a si misma. - ¡Esos idiotas que no sirven para nada más que insultar y humillar! ¡Esos idiotas de cerebro hueco que nada aportan al mundo, excepto guerras, miseria y hambre! ¡Ellos deberían de morir! ¡Ellos!-. Fue así como juro venganza contra todos aquellos que la traicionaron, esos brutos animales que le ladraban y le mordían el alma.

Pero la verdad era otra. Ella buscaba la sangre, la deseaba, deseaba su cuerpo cubierto en ella, pues sentía que la llenaba de vida; la vida que le hacía falta.

Dejando sus cantos, y próxima a su destino, comenzó a repasar de nuevo cada movimiento que había planeado meticulosamente, mientras se dirigía, al Orujo, orujo.

DarkPassenger

En el club Olimpo sentía fuertemente todo tipo de sentimientos, sentimientos de ira, de soberbia, de orgullo, de celos, de amor.... todo esto pasó por su mente mientras los focos de neón iluminaban su rostro, sin caer en la moda del blanquecino mortal del gótico, Devora llevaba unas ropas que aunque excéntricas no eran tan excepcionalmente llamativas para una chica de 26 años, medias de rejilla, zapatos de tacón falda y blusa a juego, una melena negra como el azabache y unos ojos verdes capaces de derretir al mas duro de los mortales, Devora salió del antro por la puerta trasera sin antes toparse con los dos matones musculosos enviados por el dios dios Ares, dios de la guerra y la violencia. Aunque Devora debería vigilar sus movinientos ya que los dioses no pretendían dejarla con vida.

apatico86

El soldado del Ares tan varonil como las historias de la antigua Grecia pregonaron a los cuatro vientos blandió su espada en forma de pene con clavos engarzados cual esmeraldas. Y dijo- perra del Ades, ¿No te das cuenta de lo que está pasando?, ¡Tantas pelis de Xena te están volviendo lesbiana! he venido aquí para encauzarte por el buen camino. Ese que tus profesores de filosofía te han inculcado con tanto saber. ¡Ya lo sabes!, ¡Soy tu peor pesadilla!, ¡Hoy descubrirás que eres multiorgasmica!
Devora presa del estupor, se tranquilizo y recordó las palabras de su abuelo- El numero de mierda en el mundo es directamente proporcional a los culos que cagan.- Claro, esa era la respuesta. Su mente era un culo y el soldado de Ares la mierda. Así que buscó en su bolso, y entre preservativos, vibradores, tampones y alguna tableta de biocenturi encontró 7 anfetas. Se las metió de golpe y con una sonrisa de oreja a oreja macarra miró al soldado. El cual se fue diluyendo hasta cobrar la forma de un tipo rastafari con aires de Bob Marley que le dijo- Tia, creo que me acabo de enamorar...