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Antiguo 09-nov-2009  

Por una callecita oscura, en una noche de invierno, caminaba el Detective Pepe Botella, que en ese momento intentaba desentrañar el misterio crimen que le había tocado en suerte. El crimen era atípico, se trataba de un asesinato en el que,al parecer, numerosas personas habían sido deglutidas por hambrientas hamburguesas vivientes voladoras que expulsaban ketchup venenoso por la boca,dejando al indefenso humano paralizado y aún vivo,mientras empezaban a alimentarse con parsimonia de sus globos oculares,su parte humana preferida.
El ejército comenzaba a desalojar la ciudad, y mientras la gente abandonaba sus casas aterrorizada, el Detective Botella intentaba dar con el origen de las hamburguesas. Tal vez de esa manera podría acabar con ellas. De repente, una hamburguesa voladora apareció en el horizonte. Era enorme y espeluznante, la histeria colectiva comenzó a gobernar entre la gente, todos corriendo en dirección opuesta a la hamburguesa, todos excepto el Detective Botella... Miraba a la criatura voladora aproximarse poco a poco, era como si estuviera escogiendo a su*próxima víctima... luego aterrizó en el estacionamiento de un centro comercial, volteó hacia la derecha, luego hacia la izquierda... luego al frente donde justo estaba el Detective... curiosamente, Botella no era lo que la hamburguesa buscaba, pasó a un lado de él como si no existiera y fijó todos sus instintos asesinos en una indefensa joven. El Detective Botella disparó varias veces contra la hamburguesa. Esta se retiró derramando ketchup por un costado. El detective se acercó a la joven, que lo miraba agradecida con sus hermosos ojos verdes. Botella se soprendió por la belleza de la muchacha y le preguntó cuál era su nombre.*

Ella le dijo que era la virgen María, y señalando al cielo mostró a Pepe otra hamburgesa. En verdad os digo que sobre la hamburguesa danzaban tres jirafas desnudas que sostenían con sus tentáculos un suelo de mármol transparente, y que este se desinflaba, amoldándose poco a poco a la forma de sus cabezas. El aire soplaba hacia adentro, comprimiendo sus mofletes, mientras las nubes rojas giraban en una espiral de vértigo por cuyo centro cayeron las palabras “anís del mono, nunca más”.
¡Claro! - exclamó Botella - las hamburguesas surgieron a partir de la extraña mezcla de moco y anís que prepararon en la facultad de Ciencias. Es evidente que esta joven está delirando a causa del miedo -. Tras decir esto, Botella acompañó a la joven hasta un banco, donde la sentó. La joven se espabiló y preguntó qué había pasado. Botella le contó lo sucedido y ambos comenzaron a huir tomados del brazo. Sin embargo, Pepe recordó que era su deber proteger al pueblo. - Debo destruir la fuente de anís y moco - se dijo - eso detendrá a las hamburguesas asesinas.

Entonces se volteó hacia la joven y le dijo:

- Busca refugio, sigue a los del ejecito, ellos te pretegerán.*
- Pe...pero y que pasará contigo.*
- Mi deber es estar aquí, con los que me necesitan, le contestó.
- Esta bien. Le dijo dasanimadamente la joven.

Entonces Pepe Botella cogió su arma y se dispuso hacia la facultad de ciencias. Corriendo por entre la gente, Pepe disparaba a las hamburguesas que se abalanzaban sobre los ciudadanos, cuando de pronto una enorme hamburguesa doble que salió de la nada, golpeó al detective que cayó al suelo atarantado. La hamburguesa doble se disponía a lanzarle su veneno paralizante cuando se oyeron dos disparos de escopeta: era la joven que había regresado para ayudar a Pepe. La hamburguesa doble se alejó revoloteando.

- No puedo abandonarte después de que has salvado mi vida - dijo la joven. - Me llamo Estefanía, soy estudiante de ciencias, te ayudaré a derrotar a las hamburguesas, Pepe Botella.

- Gracias Estefanía - balbució Pepe.

Luego se dirigieron hacia la facultad de Ciencias.

Una vez allí, pudieron observar desde lejos, que el lugar estaba completamente atestado de hamburguesas.

- Es algo peligroso para tí, deja que vaya yo sólo, dijo Pepe.
- No, le contestó Estefanía, estamos juntos en esto.
- Ok, eres una chica muy ruda por lo que se ve.

En eso, Pepe observó que había una alcantarilla muy cerca de ellos, y condujo a la joven hacia ella.

- Por aquí nos será mas fácil.
- Sí, esas criaturas estan por todos lados.

Una vez en la cloaca, ambos tomaron rumbo hacia la facultad.
La alcantarilla daba a un viejo sótano lleno de povo y telarañas.

- Parece que nadie ha estado aquí en mucho tiempo, pensó el detective.
- Este lugar me da escalofríos, dijo la joven.
- No estaremos demasiado tiempo aquí, no te preocupes.

Buscaban las escaleras por todas partes pero no las encontraban, era algo muy extraño...

Finalmente localizaron una apertura arriba, no había escaleras pero no era problema; sabían hacer el pino así que se pusieron cabeza abajo y luego descendieron cuidadosamente hasta el techo. Una vez arriba pasaron a una sala oscura y que parecía amplia por la forma en que reverberaba el sonido. Pepe saco la linterna que siempre llevaba en un bolsillo de su gabardina y proyecto un circulo de luz sobre una de las paredes, lo que vieron era horrible. Se abrazaron el uno al otro en la oscuridad. No podían creer que semejante imagen fuera posible. Ni en todos los años que llevaba trabajando de detective había llegado a ver nada ni remotamente parecido, era horrible, aterrador.

Personas desmembradas por todas partes, la sangre pintaba las paredes y había cristales rotos dispersados por toda la habitación. Era una masacre.

- Oh Dios! gritó la muchacha.
- Esto es... contra que demonios nos enfrentamos, balbuceo Pepe aguantando las ganas de vomitar.

Lo que la joven no pudo hacer.

- Pero ¿que son todos estos vidrios?.
- Parecen tubos de ensayo, matraces y fiolas, contestó la joven. Al pareces han hecho algun tipo de experimento en este lugar.
- Pero quien demonios ha dado vida a esas malditas criaturas.
- No lo sé, pero estoy seguro de que pronto lo averiguaremos, Estafanía. Sólo debemos seguir hasta el laboratorio en el comenzaron el experimento de "anís y moco", que es una sustancia también conocida como "Anís de mono".

Saltaron sobre los cadáveres y continuaron avanzando. Tras un largo pasillo, escucharon una música aterradora. Eran las voces de cientos de hamburguesas que cantaban esta canción:
 
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Por una callecita oscura, en una noche de invierno, caminaba el Detective Pepe Botella, que en ese momento intentaba desentrañar el misterio crimen que le había tocado en suerte. El crimen era atípico, se trataba de un asesinato en el que,al parecer, numerosas personas habían sido deglutidas por hambrientas hamburguesas vivientes voladoras que expulsaban ketchup venenoso por la boca,dejando al indefenso humano paralizado y aún vivo,mientras empezaban a alimentarse con parsimonia de sus globos oculares,su parte humana preferida.
El ejército comenzaba a desalojar la ciudad, y mientras la gente abandonaba sus casas aterrorizada, el Detective Botella intentaba dar con el origen de las hamburguesas. Tal vez de esa manera podría acabar con ellas. De repente, una hamburguesa voladora apareció en el horizonte. Era enorme y espeluznante, la histeria colectiva comenzó a gobernar entre la gente, todos corriendo en dirección opuesta a la hamburguesa, todos excepto el Detective Botella... Miraba a la criatura voladora aproximarse poco a poco, era como si estuviera escogiendo a su*próxima víctima... luego aterrizó en el estacionamiento de un centro comercial, volteó hacia la derecha, luego hacia la izquierda... luego al frente donde justo estaba el Detective... curiosamente, Botella no era lo que la hamburguesa buscaba, pasó a un lado de él como si no existiera y fijó todos sus instintos asesinos en una indefensa joven. El Detective Botella disparó varias veces contra la hamburguesa. Esta se retiró derramando ketchup por un costado. El detective se acercó a la joven, que lo miraba agradecida con sus hermosos ojos verdes. Botella se soprendió por la belleza de la muchacha y le preguntó cuál era su nombre.*

Ella le dijo que era la virgen María, y señalando al cielo mostró a Pepe otra hamburgesa. En verdad os digo que sobre la hamburguesa danzaban tres jirafas desnudas que sostenían con sus tentáculos un suelo de mármol transparente, y que este se desinflaba, amoldándose poco a poco a la forma de sus cabezas. El aire soplaba hacia adentro, comprimiendo sus mofletes, mientras las nubes rojas giraban en una espiral de vértigo por cuyo centro cayeron las palabras “anís del mono, nunca más”.
¡Claro! - exclamó Botella - las hamburguesas surgieron a partir de la extraña mezcla de moco y anís que prepararon en la facultad de Ciencias. Es evidente que esta joven está delirando a causa del miedo -. Tras decir esto, Botella acompañó a la joven hasta un banco, donde la sentó. La joven se espabiló y preguntó qué había pasado. Botella le contó lo sucedido y ambos comenzaron a huir tomados del brazo. Sin embargo, Pepe recordó que era su deber proteger al pueblo. - Debo destruir la fuente de anís y moco - se dijo - eso detendrá a las hamburguesas asesinas.

Entonces se volteó hacia la joven y le dijo:

- Busca refugio, sigue a los del ejecito, ellos te pretegerán.*
- Pe...pero y que pasará contigo.*
- Mi deber es estar aquí, con los que me necesitan, le contestó.
- Esta bien. Le dijo dasanimadamente la joven.

Entonces Pepe Botella cogió su arma y se dispuso hacia la facultad de ciencias. Corriendo por entre la gente, Pepe disparaba a las hamburguesas que se abalanzaban sobre los ciudadanos, cuando de pronto una enorme hamburguesa doble que salió de la nada, golpeó al detective que cayó al suelo atarantado. La hamburguesa doble se disponía a lanzarle su veneno paralizante cuando se oyeron dos disparos de escopeta: era la joven que había regresado para ayudar a Pepe. La hamburguesa doble se alejó revoloteando.

- No puedo abandonarte después de que has salvado mi vida - dijo la joven. - Me llamo Estefanía, soy estudiante de ciencias, te ayudaré a derrotar a las hamburguesas, Pepe Botella.

- Gracias Estefanía - balbució Pepe.

Luego se dirigieron hacia la facultad de Ciencias.

Una vez allí, pudieron observar desde lejos, que el lugar estaba completamente atestado de hamburguesas.

- Es algo peligroso para tí, deja que vaya yo sólo, dijo Pepe.
- No, le contestó Estefanía, estamos juntos en esto.
- Ok, eres una chica muy ruda por lo que se ve.

En eso, Pepe observó que había una alcantarilla muy cerca de ellos, y condujo a la joven hacia ella.

- Por aquí nos será mas fácil.
- Sí, esas criaturas estan por todos lados.

Una vez en la cloaca, ambos tomaron rumbo hacia la facultad.
La alcantarilla daba a un viejo sótano lleno de povo y telarañas.

- Parece que nadie ha estado aquí en mucho tiempo, pensó el detective.
- Este lugar me da escalofríos, dijo la joven.
- No estaremos demasiado tiempo aquí, no te preocupes.

Buscaban las escaleras por todas partes pero no las encontraban, era algo muy extraño...

Finalmente localizaron una apertura arriba, no había escaleras pero no era problema; sabían hacer el pino así que se pusieron cabeza abajo y luego descendieron cuidadosamente hasta el techo. Una vez arriba pasaron a una sala oscura y que parecía amplia por la forma en que reverberaba el sonido. Pepe saco la linterna que siempre llevaba en un bolsillo de su gabardina y proyecto un circulo de luz sobre una de las paredes, lo que vieron era horrible. Se abrazaron el uno al otro en la oscuridad. No podían creer que semejante imagen fuera posible. Ni en todos los años que llevaba trabajando de detective había llegado a ver nada ni remotamente parecido, era horrible, aterrador.

Personas desmembradas por todas partes, la sangre pintaba las paredes y había cristales rotos dispersados por toda la habitación. Era una masacre.

- Oh Dios! gritó la muchacha.
- Esto es... contra que demonios nos enfrentamos, balbuceo Pepe aguantando las ganas de vomitar.

Lo que la joven no pudo hacer.

- Pero ¿que son todos estos vidrios?.
- Parecen tubos de ensayo, matraces y fiolas, contestó la joven. Al pareces han hecho algun tipo de experimento en este lugar.
- Pero quien demonios ha dado vida a esas malditas criaturas.
- No lo sé, pero estoy seguro de que pronto lo averiguaremos, Estafanía. Sólo debemos seguir hasta el laboratorio en el comenzaron el experimento de "anís y moco", que es una sustancia también conocida como "Anís de mono".

Saltaron sobre los cadáveres y continuaron avanzando. Tras un largo pasillo, escucharon una música aterradora. Eran las voces de cientos de hamburguesas que cantaban esta canción: “Dame veneno, que quiero morir, dame veneeeeenooooo”. Las hamburguesas se debatían espasmódicamente al ritmo de los Chunguitos. Estefanía dio la vuelta corriendo hacia la primera sala, Pepe la seguía jadeando. Se pararon a la entrada: un susurro débil y angustiado provenía de debajo de una de las mesas del laboratorio, no quedaba más remedio que acercarse a mirar. Asustado, Pepe se aproximó con la linterna temblando en la mano, dejándola a ella sola. Cuando se agacho en cuclillas para ver debajo de la mesa le asaltó un rostro desencajado, histérico, de lo que había sido un hombre cuerdo. El hombre, completamente deslumbrado por la linterna de Pepe, solo acertaba a repetir: “la masa de carne... la masa de carne”. Entonces el hombre miró por encima del hombro de Pepe y emitió un alarido atroz.
 
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Por una callecita oscura, en una noche de invierno, caminaba el Detective Pepe Botella, que en ese momento intentaba desentrañar el misterio crimen que le había tocado en suerte. El crimen era atípico, se trataba de un asesinato en el que,al parecer, numerosas personas habían sido deglutidas por hambrientas hamburguesas vivientes voladoras que expulsaban ketchup venenoso por la boca,dejando al indefenso humano paralizado y aún vivo,mientras empezaban a alimentarse con parsimonia de sus globos oculares,su parte humana preferida.
El ejército comenzaba a desalojar la ciudad, y mientras la gente abandonaba sus casas aterrorizada, el Detective Botella intentaba dar con el origen de las hamburguesas. Tal vez de esa manera podría acabar con ellas. De repente, una hamburguesa voladora apareció en el horizonte. Era enorme y espeluznante, la histeria colectiva comenzó a gobernar entre la gente, todos corriendo en dirección opuesta a la hamburguesa, todos excepto el Detective Botella... Miraba a la criatura voladora aproximarse poco a poco, era como si estuviera escogiendo a su*próxima víctima... luego aterrizó en el estacionamiento de un centro comercial, volteó hacia la derecha, luego hacia la izquierda... luego al frente donde justo estaba el Detective... curiosamente, Botella no era lo que la hamburguesa buscaba, pasó a un lado de él como si no existiera y fijó todos sus instintos asesinos en una indefensa joven. El Detective Botella disparó varias veces contra la hamburguesa. Esta se retiró derramando ketchup por un costado. El detective se acercó a la joven, que lo miraba agradecida con sus hermosos ojos verdes. Botella se soprendió por la belleza de la muchacha y le preguntó cuál era su nombre.*

Ella le dijo que era la virgen María, y señalando al cielo mostró a Pepe otra hamburgesa. En verdad os digo que sobre la hamburguesa danzaban tres jirafas desnudas que sostenían con sus tentáculos un suelo de mármol transparente, y que este se desinflaba, amoldándose poco a poco a la forma de sus cabezas. El aire soplaba hacia adentro, comprimiendo sus mofletes, mientras las nubes rojas giraban en una espiral de vértigo por cuyo centro cayeron las palabras “anís del mono, nunca más”.
¡Claro! - exclamó Botella - las hamburguesas surgieron a partir de la extraña mezcla de moco y anís que prepararon en la facultad de Ciencias. Es evidente que esta joven está delirando a causa del miedo -. Tras decir esto, Botella acompañó a la joven hasta un banco, donde la sentó. La joven se espabiló y preguntó qué había pasado. Botella le contó lo sucedido y ambos comenzaron a huir tomados del brazo. Sin embargo, Pepe recordó que era su deber proteger al pueblo. - Debo destruir la fuente de anís y moco - se dijo - eso detendrá a las hamburguesas asesinas.

Entonces se volteó hacia la joven y le dijo:

- Busca refugio, sigue a los del ejecito, ellos te pretegerán.*
- Pe...pero y que pasará contigo.*
- Mi deber es estar aquí, con los que me necesitan, le contestó.
- Esta bien. Le dijo dasanimadamente la joven.

Entonces Pepe Botella cogió su arma y se dispuso hacia la facultad de ciencias. Corriendo por entre la gente, Pepe disparaba a las hamburguesas que se abalanzaban sobre los ciudadanos, cuando de pronto una enorme hamburguesa doble que salió de la nada, golpeó al detective que cayó al suelo atarantado. La hamburguesa doble se disponía a lanzarle su veneno paralizante cuando se oyeron dos disparos de escopeta: era la joven que había regresado para ayudar a Pepe. La hamburguesa doble se alejó revoloteando.

- No puedo abandonarte después de que has salvado mi vida - dijo la joven. - Me llamo Estefanía, soy estudiante de ciencias, te ayudaré a derrotar a las hamburguesas, Pepe Botella.

- Gracias Estefanía - balbució Pepe.

Luego se dirigieron hacia la facultad de Ciencias.

Una vez allí, pudieron observar desde lejos, que el lugar estaba completamente atestado de hamburguesas.

- Es algo peligroso para tí, deja que vaya yo sólo, dijo Pepe.
- No, le contestó Estefanía, estamos juntos en esto.
- Ok, eres una chica muy ruda por lo que se ve.

En eso, Pepe observó que había una alcantarilla muy cerca de ellos, y condujo a la joven hacia ella.

- Por aquí nos será mas fácil.
- Sí, esas criaturas estan por todos lados.

Una vez en la cloaca, ambos tomaron rumbo hacia la facultad.
La alcantarilla daba a un viejo sótano lleno de povo y telarañas.

- Parece que nadie ha estado aquí en mucho tiempo, pensó el detective.
- Este lugar me da escalofríos, dijo la joven.
- No estaremos demasiado tiempo aquí, no te preocupes.

Buscaban las escaleras por todas partes pero no las encontraban, era algo muy extraño...

Finalmente localizaron una apertura arriba, no había escaleras pero no era problema; sabían hacer el pino así que se pusieron cabeza abajo y luego descendieron cuidadosamente hasta el techo. Una vez arriba pasaron a una sala oscura y que parecía amplia por la forma en que reverberaba el sonido. Pepe saco la linterna que siempre llevaba en un bolsillo de su gabardina y proyecto un circulo de luz sobre una de las paredes, lo que vieron era horrible. Se abrazaron el uno al otro en la oscuridad. No podían creer que semejante imagen fuera posible. Ni en todos los años que llevaba trabajando de detective había llegado a ver nada ni remotamente parecido, era horrible, aterrador.

Personas desmembradas por todas partes, la sangre pintaba las paredes y había cristales rotos dispersados por toda la habitación. Era una masacre.

- Oh Dios! gritó la muchacha.
- Esto es... contra que demonios nos enfrentamos, balbuceo Pepe aguantando las ganas de vomitar.

Lo que la joven no pudo hacer.

- Pero ¿que son todos estos vidrios?.
- Parecen tubos de ensayo, matraces y fiolas, contestó la joven. Al pareces han hecho algun tipo de experimento en este lugar.
- Pero quien demonios ha dado vida a esas malditas criaturas.
- No lo sé, pero estoy seguro de que pronto lo averiguaremos, Estafanía. Sólo debemos seguir hasta el laboratorio en el comenzaron el experimento de "anís y moco", que es una sustancia también conocida como "Anís de mono".

Saltaron sobre los cadáveres y continuaron avanzando. Tras un largo pasillo, escucharon una música aterradora. Eran las voces de cientos de hamburguesas que cantaban esta canción: “Dame veneno, que quiero morir, dame veneeeeenooooo”. Las hamburguesas se debatían espasmódicamente al ritmo de los Chunguitos. Estefanía dio la vuelta corriendo hacia la primera sala, Pepe la seguía jadeando. Se pararon a la entrada: un susurro débil y angustiado provenía de debajo de una de las mesas del laboratorio, no quedaba más remedio que acercarse a mirar. Asustado, Pepe se aproximó con la linterna temblando en la mano, dejándola a ella sola. Cuando se agacho en cuclillas para ver debajo de la mesa le asaltó un rostro desencajado, histérico, de lo que había sido un hombre cuerdo. El hombre, completamente deslumbrado por la linterna de Pepe, solo acertaba a repetir: “la masa de carne... la masa de carne”. Entonces el hombre miró por encima del hombro de Pepe y emitió un alarido atroz. Una enorme bola de carne picada, arrastrábase por una pared, emitiendo un chirrido escalofriante. Estefanía lanzó un grito y se escondió detrás de Pepe.

- Pásame el mechero que hay sobre esa mesada - dijo Pepe, señalando uno de los tubitos de acero que usaban para los experimentos.
- Aquí está - contestó Estefanía, a la vez que encendía el gas.
- ¡Muere bola de carne! - vociferó el detective Botella, mientras utilizaba su encendedor para crear una llama que, mezclada con el gas del mechero, coció rápidamente a la masa de carne.

El hombre que se escondía debajo de la mesa se presentó. Su nombre era Chupín. Estefanía, por alguna extraña razón, escondía su cara de la mirada de Chupín. Éste no la reconoció en la oscuridad, y los tres avanzaron hacia el laboratorio en el que cantaban las hamburguesas.
 
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Por una callecita oscura, en una noche de invierno, caminaba el Detective Pepe Botella, que en ese momento intentaba desentrañar el misterio crimen que le había tocado en suerte. El crimen era atípico, se trataba de un asesinato en el que,al parecer, numerosas personas habían sido deglutidas por hambrientas hamburguesas vivientes voladoras que expulsaban ketchup venenoso por la boca,dejando al indefenso humano paralizado y aún vivo,mientras empezaban a alimentarse con parsimonia de sus globos oculares,su parte humana preferida.
El ejército comenzaba a desalojar la ciudad, y mientras la gente abandonaba sus casas aterrorizada, el Detective Botella intentaba dar con el origen de las hamburguesas. Tal vez de esa manera podría acabar con ellas. De repente, una hamburguesa voladora apareció en el horizonte. Era enorme y espeluznante, la histeria colectiva comenzó a gobernar entre la gente, todos corriendo en dirección opuesta a la hamburguesa, todos excepto el Detective Botella... Miraba a la criatura voladora aproximarse poco a poco, era como si estuviera escogiendo a su*próxima víctima... luego aterrizó en el estacionamiento de un centro comercial, volteó hacia la derecha, luego hacia la izquierda... luego al frente donde justo estaba el Detective... curiosamente, Botella no era lo que la hamburguesa buscaba, pasó a un lado de él como si no existiera y fijó todos sus instintos asesinos en una indefensa joven. El Detective Botella disparó varias veces contra la hamburguesa. Esta se retiró derramando ketchup por un costado. El detective se acercó a la joven, que lo miraba agradecida con sus hermosos ojos verdes. Botella se soprendió por la belleza de la muchacha y le preguntó cuál era su nombre.*

Ella le dijo que era la virgen María, y señalando al cielo mostró a Pepe otra hamburgesa. En verdad os digo que sobre la hamburguesa danzaban tres jirafas desnudas que sostenían con sus tentáculos un suelo de mármol transparente, y que este se desinflaba, amoldándose poco a poco a la forma de sus cabezas. El aire soplaba hacia adentro, comprimiendo sus mofletes, mientras las nubes rojas giraban en una espiral de vértigo por cuyo centro cayeron las palabras “anís del mono, nunca más”.
¡Claro! - exclamó Botella - las hamburguesas surgieron a partir de la extraña mezcla de moco y anís que prepararon en la facultad de Ciencias. Es evidente que esta joven está delirando a causa del miedo -. Tras decir esto, Botella acompañó a la joven hasta un banco, donde la sentó. La joven se espabiló y preguntó qué había pasado. Botella le contó lo sucedido y ambos comenzaron a huir tomados del brazo. Sin embargo, Pepe recordó que era su deber proteger al pueblo. - Debo destruir la fuente de anís y moco - se dijo - eso detendrá a las hamburguesas asesinas.

Entonces se volteó hacia la joven y le dijo:

- Busca refugio, sigue a los del ejecito, ellos te pretegerán.*
- Pe...pero y que pasará contigo.*
- Mi deber es estar aquí, con los que me necesitan, le contestó.
- Esta bien. Le dijo dasanimadamente la joven.

Entonces Pepe Botella cogió su arma y se dispuso hacia la facultad de ciencias. Corriendo por entre la gente, Pepe disparaba a las hamburguesas que se abalanzaban sobre los ciudadanos, cuando de pronto una enorme hamburguesa doble que salió de la nada, golpeó al detective que cayó al suelo atarantado. La hamburguesa doble se disponía a lanzarle su veneno paralizante cuando se oyeron dos disparos de escopeta: era la joven que había regresado para ayudar a Pepe. La hamburguesa doble se alejó revoloteando.

- No puedo abandonarte después de que has salvado mi vida - dijo la joven. - Me llamo Estefanía, soy estudiante de ciencias, te ayudaré a derrotar a las hamburguesas, Pepe Botella.

- Gracias Estefanía - balbució Pepe.

Luego se dirigieron hacia la facultad de Ciencias.

Una vez allí, pudieron observar desde lejos, que el lugar estaba completamente atestado de hamburguesas.

- Es algo peligroso para tí, deja que vaya yo sólo, dijo Pepe.
- No, le contestó Estefanía, estamos juntos en esto.
- Ok, eres una chica muy ruda por lo que se ve.

En eso, Pepe observó que había una alcantarilla muy cerca de ellos, y condujo a la joven hacia ella.

- Por aquí nos será mas fácil.
- Sí, esas criaturas estan por todos lados.

Una vez en la cloaca, ambos tomaron rumbo hacia la facultad.
La alcantarilla daba a un viejo sótano lleno de povo y telarañas.

- Parece que nadie ha estado aquí en mucho tiempo, pensó el detective.
- Este lugar me da escalofríos, dijo la joven.
- No estaremos demasiado tiempo aquí, no te preocupes.

Buscaban las escaleras por todas partes pero no las encontraban, era algo muy extraño...

Finalmente localizaron una apertura arriba, no había escaleras pero no era problema; sabían hacer el pino así que se pusieron cabeza abajo y luego descendieron cuidadosamente hasta el techo. Una vez arriba pasaron a una sala oscura y que parecía amplia por la forma en que reverberaba el sonido. Pepe saco la linterna que siempre llevaba en un bolsillo de su gabardina y proyecto un circulo de luz sobre una de las paredes, lo que vieron era horrible. Se abrazaron el uno al otro en la oscuridad. No podían creer que semejante imagen fuera posible. Ni en todos los años que llevaba trabajando de detective había llegado a ver nada ni remotamente parecido, era horrible, aterrador.

Personas desmembradas por todas partes, la sangre pintaba las paredes y había cristales rotos dispersados por toda la habitación. Era una masacre.

- Oh Dios! gritó la muchacha.
- Esto es... contra que demonios nos enfrentamos, balbuceo Pepe aguantando las ganas de vomitar.

Lo que la joven no pudo hacer.

- Pero ¿que son todos estos vidrios?.
- Parecen tubos de ensayo, matraces y fiolas, contestó la joven. Al pareces han hecho algun tipo de experimento en este lugar.
- Pero quien demonios ha dado vida a esas malditas criaturas.
- No lo sé, pero estoy seguro de que pronto lo averiguaremos, Estafanía. Sólo debemos seguir hasta el laboratorio en el comenzaron el experimento de "anís y moco", que es una sustancia también conocida como "Anís de mono".

Saltaron sobre los cadáveres y continuaron avanzando. Tras un largo pasillo, escucharon una música aterradora. Eran las voces de cientos de hamburguesas que cantaban esta canción: “Dame veneno, que quiero morir, dame veneeeeenooooo”. Las hamburguesas se debatían espasmódicamente al ritmo de los Chunguitos. Estefanía dio la vuelta corriendo hacia la primera sala, Pepe la seguía jadeando. Se pararon a la entrada: un susurro débil y angustiado provenía de debajo de una de las mesas del laboratorio, no quedaba más remedio que acercarse a mirar. Asustado, Pepe se aproximó con la linterna temblando en la mano, dejándola a ella sola. Cuando se agacho en cuclillas para ver debajo de la mesa le asaltó un rostro desencajado, histérico, de lo que había sido un hombre cuerdo. El hombre, completamente deslumbrado por la linterna de Pepe, solo acertaba a repetir: “la masa de carne... la masa de carne”. Entonces el hombre miró por encima del hombro de Pepe y emitió un alarido atroz. Una enorme bola de carne picada, arrastrábase por una pared, emitiendo un chirrido escalofriante. Estefanía lanzó un grito y se escondió detrás de Pepe.

- Pásame el mechero que hay sobre esa mesada - dijo Pepe, señalando uno de los tubitos de acero que usaban para los experimentos.
- Aquí está - contestó Estefanía, a la vez que encendía el gas.
- ¡Muere bola de carne! - vociferó el detective Botella, mientras utilizaba su encendedor para crear una llama que, mezclada con el gas del mechero, coció rápidamente a la masa de carne.

El hombre que se escondía debajo de la mesa se presentó. Su nombre era Chupín. Estefanía, por alguna extraña razón, escondía su cara de la mirada de Chupín. Éste no la reconoció en la oscuridad, y los tres avanzaron hacia el laboratorio en el que cantaban las hamburguesas.

Una vez allí escondidos detrás de una de las pesadas mesas de la habitación, el detective pasó a interrogar al extraño hombre, Estefanía seguía oculta detrás de Pepe:

- ¿Qué es este lugar?¿Qué estaban haciendo aquí?
- Lo siento no se me esta permitido hablar de ello.
- Escúcheme bien, sino me dice que esta sucediendo, en este momento, todos vamos a morir por su culpa, le increpó airadamente el detective.
- Bueno, bueno... e-este es un laboratorio del gobierno, el que forme parte de esta universidad es sólo una fachada, aquí realizamos todo tipo de experimentos.
- ¿Y qué experimento es éste, que es lo que trataban de encontar?

Última edición por PavlovHouse; 09-nov-2009 a las 01:59.
 
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Está muy ineteresante la historia, Pavlov. Yo ahora me voy a dormir, pero mañana sigo escribiendo. Nos vemos!!
 
Antiguo 09-nov-2009  

Ok, chao nos vemos mañana, tal vez siga si se me vienen mas ideas o en todo caso seguiremos mañana.
 
Antiguo 09-nov-2009  

jajajajajaajaj
 
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Por una callecita oscura, en una noche de invierno, caminaba el Detective Pepe Botella, que en ese momento intentaba desentrañar el misterio crimen que le había tocado en suerte. El crimen era atípico, se trataba de un asesinato en el que,al parecer, numerosas personas habían sido deglutidas por hambrientas hamburguesas vivientes voladoras que expulsaban ketchup venenoso por la boca,dejando al indefenso humano paralizado y aún vivo,mientras empezaban a alimentarse con parsimonia de sus globos oculares,su parte humana preferida.
El ejército comenzaba a desalojar la ciudad, y mientras la gente abandonaba sus casas aterrorizada, el Detective Botella intentaba dar con el origen de las hamburguesas. Tal vez de esa manera podría acabar con ellas. De repente, una hamburguesa voladora apareció en el horizonte. Era enorme y espeluznante, la histeria colectiva comenzó a gobernar entre la gente, todos corriendo en dirección opuesta a la hamburguesa, todos excepto el Detective Botella... Miraba a la criatura voladora aproximarse poco a poco, era como si estuviera escogiendo a su*próxima víctima... luego aterrizó en el estacionamiento de un centro comercial, volteó hacia la derecha, luego hacia la izquierda... luego al frente donde justo estaba el Detective... curiosamente, Botella no era lo que la hamburguesa buscaba, pasó a un lado de él como si no existiera y fijó todos sus instintos asesinos en una indefensa joven. El Detective Botella disparó varias veces contra la hamburguesa. Esta se retiró derramando ketchup por un costado. El detective se acercó a la joven, que lo miraba agradecida con sus hermosos ojos verdes. Botella se soprendió por la belleza de la muchacha y le preguntó cuál era su nombre.*

Ella le dijo que era la virgen María, y señalando al cielo mostró a Pepe otra hamburgesa. En verdad os digo que sobre la hamburguesa danzaban tres jirafas desnudas que sostenían con sus tentáculos un suelo de mármol transparente, y que este se desinflaba, amoldándose poco a poco a la forma de sus cabezas. El aire soplaba hacia adentro, comprimiendo sus mofletes, mientras las nubes rojas giraban en una espiral de vértigo por cuyo centro cayeron las palabras “anís del mono, nunca más”.
¡Claro! - exclamó Botella - las hamburguesas surgieron a partir de la extraña mezcla de moco y anís que prepararon en la facultad de Ciencias. Es evidente que esta joven está delirando a causa del miedo -. Tras decir esto, Botella acompañó a la joven hasta un banco, donde la sentó. La joven se espabiló y preguntó qué había pasado. Botella le contó lo sucedido y ambos comenzaron a huir tomados del brazo. Sin embargo, Pepe recordó que era su deber proteger al pueblo. - Debo destruir la fuente de anís y moco - se dijo - eso detendrá a las hamburguesas asesinas.

Entonces se volteó hacia la joven y le dijo:

- Busca refugio, sigue a los del ejecito, ellos te pretegerán.*
- Pe...pero y que pasará contigo.*
- Mi deber es estar aquí, con los que me necesitan, le contestó.
- Esta bien. Le dijo dasanimadamente la joven.

Entonces Pepe Botella cogió su arma y se dispuso hacia la facultad de ciencias. Corriendo por entre la gente, Pepe disparaba a las hamburguesas que se abalanzaban sobre los ciudadanos, cuando de pronto una enorme hamburguesa doble que salió de la nada, golpeó al detective que cayó al suelo atarantado. La hamburguesa doble se disponía a lanzarle su veneno paralizante cuando se oyeron dos disparos de escopeta: era la joven que había regresado para ayudar a Pepe. La hamburguesa doble se alejó revoloteando.

- No puedo abandonarte después de que has salvado mi vida - dijo la joven. - Me llamo Estefanía, soy estudiante de ciencias, te ayudaré a derrotar a las hamburguesas, Pepe Botella.

- Gracias Estefanía - balbució Pepe.

Luego se dirigieron hacia la facultad de Ciencias.

Una vez allí, pudieron observar desde lejos, que el lugar estaba completamente atestado de hamburguesas.

- Es algo peligroso para tí, deja que vaya yo sólo, dijo Pepe.
- No, le contestó Estefanía, estamos juntos en esto.
- Ok, eres una chica muy ruda por lo que se ve.

En eso, Pepe observó que había una alcantarilla muy cerca de ellos, y condujo a la joven hacia ella.

- Por aquí nos será mas fácil.
- Sí, esas criaturas estan por todos lados.

Una vez en la cloaca, ambos tomaron rumbo hacia la facultad.
La alcantarilla daba a un viejo sótano lleno de povo y telarañas.

- Parece que nadie ha estado aquí en mucho tiempo, pensó el detective.
- Este lugar me da escalofríos, dijo la joven.
- No estaremos demasiado tiempo aquí, no te preocupes.

Buscaban las escaleras por todas partes pero no las encontraban, era algo muy extraño...

Finalmente localizaron una apertura arriba, no había escaleras pero no era problema; sabían hacer el pino así que se pusieron cabeza abajo y luego descendieron cuidadosamente hasta el techo. Una vez arriba pasaron a una sala oscura y que parecía amplia por la forma en que reverberaba el sonido. Pepe saco la linterna que siempre llevaba en un bolsillo de su gabardina y proyecto un circulo de luz sobre una de las paredes, lo que vieron era horrible. Se abrazaron el uno al otro en la oscuridad. No podían creer que semejante imagen fuera posible. Ni en todos los años que llevaba trabajando de detective había llegado a ver nada ni remotamente parecido, era horrible, aterrador.

Personas desmembradas por todas partes, la sangre pintaba las paredes y había cristales rotos dispersados por toda la habitación. Era una masacre.

- Oh Dios! gritó la muchacha.
- Esto es... contra que demonios nos enfrentamos, balbuceo Pepe aguantando las ganas de vomitar.

Lo que la joven no pudo hacer.

- Pero ¿que son todos estos vidrios?.
- Parecen tubos de ensayo, matraces y fiolas, contestó la joven. Al pareces han hecho algun tipo de experimento en este lugar.
- Pero quien demonios ha dado vida a esas malditas criaturas.
- No lo sé, pero estoy seguro de que pronto lo averiguaremos, Estafanía. Sólo debemos seguir hasta el laboratorio en el comenzaron el experimento de "anís y moco", que es una sustancia también conocida como "Anís de mono".

Saltaron sobre los cadáveres y continuaron avanzando. Tras un largo pasillo, escucharon una música aterradora. Eran las voces de cientos de hamburguesas que cantaban esta canción: “Dame veneno, que quiero morir, dame veneeeeenooooo”. Las hamburguesas se debatían espasmódicamente al ritmo de los Chunguitos. Estefanía dio la vuelta corriendo hacia la primera sala, Pepe la seguía jadeando. Se pararon a la entrada: un susurro débil y angustiado provenía de debajo de una de las mesas del laboratorio, no quedaba más remedio que acercarse a mirar. Asustado, Pepe se aproximó con la linterna temblando en la mano, dejándola a ella sola. Cuando se agacho en cuclillas para ver debajo de la mesa le asaltó un rostro desencajado, histérico, de lo que había sido un hombre cuerdo. El hombre, completamente deslumbrado por la linterna de Pepe, solo acertaba a repetir: “la masa de carne... la masa de carne”. Entonces el hombre miró por encima del hombro de Pepe y emitió un alarido atroz. Una enorme bola de carne picada, arrastrábase por una pared, emitiendo un chirrido escalofriante. Estefanía lanzó un grito y se escondió detrás de Pepe.

- Pásame el mechero que hay sobre esa mesada - dijo Pepe, señalando uno de los tubitos de acero que usaban para los experimentos.
- Aquí está - contestó Estefanía, a la vez que encendía el gas.
- ¡Muere bola de carne! - vociferó el detective Botella, mientras utilizaba su encendedor para crear una llama que, mezclada con el gas del mechero, coció rápidamente a la masa de carne.

El hombre que se escondía debajo de la mesa se presentó. Su nombre era Chupín. Estefanía, por alguna extraña razón, escondía su cara de la mirada de Chupín. Éste no la reconoció en la oscuridad, y los tres avanzaron hacia el laboratorio en el que cantaban las hamburguesas.

Una vez allí escondidos detrás de una de las pesadas mesas de la habitación, el detective pasó a interrogar al extraño hombre, Estefanía seguía oculta detrás de Pepe:

- ¿Qué es este lugar?¿Qué estaban haciendo aquí?
- Lo siento no se me esta permitido hablar de ello.
- Escúcheme bien, sino me dice que esta sucediendo, en este momento, todos vamos a morir por su culpa, le increpó airadamente el detective.
- Bueno, bueno... e-este es un laboratorio del gobierno, el que forme parte de esta universidad es sólo una fachada, aquí realizamos todo tipo de experimentos.
- ¿Y qué experimento es éste, que es lo que trataban de encontar?
- Lo que sucede es que estabamos, experimentando en la creación de la hamburguesa perfecta, p-pero algo resultó mal, e...el anís de mono hizo que una de las hamburguesas cobrara vida de repente.
- Y no trataron de detenerla.
- Tratamos, pero ésta contagió a las demás y todo se vovió un caos.
- Maldita sea!

En ese momento una de las hamburguesas que estaba en la habitación, escuchó que detrás de una de las mesas se oían ruidos, y se acercó a investigar...
 
Antiguo 10-nov-2009  

Por una callecita oscura, en una noche de invierno, caminaba el Detective Pepe Botella, que en ese momento intentaba desentrañar el misterio crimen que le había tocado en suerte. El crimen era atípico, se trataba de un asesinato en el que,al parecer, numerosas personas habían sido deglutidas por hambrientas hamburguesas vivientes voladoras que expulsaban ketchup venenoso por la boca,dejando al indefenso humano paralizado y aún vivo,mientras empezaban a alimentarse con parsimonia de sus globos oculares,su parte humana preferida.
El ejército comenzaba a desalojar la ciudad, y mientras la gente abandonaba sus casas aterrorizada, el Detective Botella intentaba dar con el origen de las hamburguesas. Tal vez de esa manera podría acabar con ellas. De repente, una hamburguesa voladora apareció en el horizonte. Era enorme y espeluznante, la histeria colectiva comenzó a gobernar entre la gente, todos corriendo en dirección opuesta a la hamburguesa, todos excepto el Detective Botella... Miraba a la criatura voladora aproximarse poco a poco, era como si estuviera escogiendo a su*próxima víctima... luego aterrizó en el estacionamiento de un centro comercial, volteó hacia la derecha, luego hacia la izquierda... luego al frente donde justo estaba el Detective... curiosamente, Botella no era lo que la hamburguesa buscaba, pasó a un lado de él como si no existiera y fijó todos sus instintos asesinos en una indefensa joven. El Detective Botella disparó varias veces contra la hamburguesa. Esta se retiró derramando ketchup por un costado. El detective se acercó a la joven, que lo miraba agradecida con sus hermosos ojos verdes. Botella se soprendió por la belleza de la muchacha y le preguntó cuál era su nombre.*

Ella le dijo que era la virgen María, y señalando al cielo mostró a Pepe otra hamburgesa. En verdad os digo que sobre la hamburguesa danzaban tres jirafas desnudas que sostenían con sus tentáculos un suelo de mármol transparente, y que este se desinflaba, amoldándose poco a poco a la forma de sus cabezas. El aire soplaba hacia adentro, comprimiendo sus mofletes, mientras las nubes rojas giraban en una espiral de vértigo por cuyo centro cayeron las palabras “anís del mono, nunca más”.
¡Claro! - exclamó Botella - las hamburguesas surgieron a partir de la extraña mezcla de moco y anís que prepararon en la facultad de Ciencias. Es evidente que esta joven está delirando a causa del miedo -. Tras decir esto, Botella acompañó a la joven hasta un banco, donde la sentó. La joven se espabiló y preguntó qué había pasado. Botella le contó lo sucedido y ambos comenzaron a huir tomados del brazo. Sin embargo, Pepe recordó que era su deber proteger al pueblo. - Debo destruir la fuente de anís y moco - se dijo - eso detendrá a las hamburguesas asesinas.

Entonces se volteó hacia la joven y le dijo:

- Busca refugio, sigue a los del ejecito, ellos te pretegerán.*
- Pe...pero y que pasará contigo.*
- Mi deber es estar aquí, con los que me necesitan, le contestó.
- Esta bien. Le dijo dasanimadamente la joven.

Entonces Pepe Botella cogió su arma y se dispuso hacia la facultad de ciencias. Corriendo por entre la gente, Pepe disparaba a las hamburguesas que se abalanzaban sobre los ciudadanos, cuando de pronto una enorme hamburguesa doble que salió de la nada, golpeó al detective que cayó al suelo atarantado. La hamburguesa doble se disponía a lanzarle su veneno paralizante cuando se oyeron dos disparos de escopeta: era la joven que había regresado para ayudar a Pepe. La hamburguesa doble se alejó revoloteando.

- No puedo abandonarte después de que has salvado mi vida - dijo la joven. - Me llamo Estefanía, soy estudiante de ciencias, te ayudaré a derrotar a las hamburguesas, Pepe Botella.

- Gracias Estefanía - balbució Pepe.

Luego se dirigieron hacia la facultad de Ciencias.

Una vez allí, pudieron observar desde lejos, que el lugar estaba completamente atestado de hamburguesas.

- Es algo peligroso para tí, deja que vaya yo sólo, dijo Pepe.
- No, le contestó Estefanía, estamos juntos en esto.
- Ok, eres una chica muy ruda por lo que se ve.

En eso, Pepe observó que había una alcantarilla muy cerca de ellos, y condujo a la joven hacia ella.

- Por aquí nos será mas fácil.
- Sí, esas criaturas estan por todos lados.

Una vez en la cloaca, ambos tomaron rumbo hacia la facultad.
La alcantarilla daba a un viejo sótano lleno de povo y telarañas.

- Parece que nadie ha estado aquí en mucho tiempo, pensó el detective.
- Este lugar me da escalofríos, dijo la joven.
- No estaremos demasiado tiempo aquí, no te preocupes.

Buscaban las escaleras por todas partes pero no las encontraban, era algo muy extraño...

Finalmente localizaron una apertura arriba, no había escaleras pero no era problema; sabían hacer el pino así que se pusieron cabeza abajo y luego descendieron cuidadosamente hasta el techo. Una vez arriba pasaron a una sala oscura y que parecía amplia por la forma en que reverberaba el sonido. Pepe saco la linterna que siempre llevaba en un bolsillo de su gabardina y proyecto un circulo de luz sobre una de las paredes, lo que vieron era horrible. Se abrazaron el uno al otro en la oscuridad. No podían creer que semejante imagen fuera posible. Ni en todos los años que llevaba trabajando de detective había llegado a ver nada ni remotamente parecido, era horrible, aterrador.

Personas desmembradas por todas partes, la sangre pintaba las paredes y había cristales rotos dispersados por toda la habitación. Era una masacre.

- Oh Dios! gritó la muchacha.
- Esto es... contra que demonios nos enfrentamos, balbuceo Pepe aguantando las ganas de vomitar.

Lo que la joven no pudo hacer.

- Pero ¿que son todos estos vidrios?.
- Parecen tubos de ensayo, matraces y fiolas, contestó la joven. Al pareces han hecho algun tipo de experimento en este lugar.
- Pero quien demonios ha dado vida a esas malditas criaturas.
- No lo sé, pero estoy seguro de que pronto lo averiguaremos, Estafanía. Sólo debemos seguir hasta el laboratorio en el comenzaron el experimento de "anís y moco", que es una sustancia también conocida como "Anís de mono".

Saltaron sobre los cadáveres y continuaron avanzando. Tras un largo pasillo, escucharon una música aterradora. Eran las voces de cientos de hamburguesas que cantaban esta canción: “Dame veneno, que quiero morir, dame veneeeeenooooo”. Las hamburguesas se debatían espasmódicamente al ritmo de los Chunguitos. Estefanía dio la vuelta corriendo hacia la primera sala, Pepe la seguía jadeando. Se pararon a la entrada: un susurro débil y angustiado provenía de debajo de una de las mesas del laboratorio, no quedaba más remedio que acercarse a mirar. Asustado, Pepe se aproximó con la linterna temblando en la mano, dejándola a ella sola. Cuando se agacho en cuclillas para ver debajo de la mesa le asaltó un rostro desencajado, histérico, de lo que había sido un hombre cuerdo. El hombre, completamente deslumbrado por la linterna de Pepe, solo acertaba a repetir: “la masa de carne... la masa de carne”. Entonces el hombre miró por encima del hombro de Pepe y emitió un alarido atroz. Una enorme bola de carne picada, arrastrábase por una pared, emitiendo un chirrido escalofriante. Estefanía lanzó un grito y se escondió detrás de Pepe.

- Pásame el mechero que hay sobre esa mesada - dijo Pepe, señalando uno de los tubitos de acero que usaban para los experimentos.
- Aquí está - contestó Estefanía, a la vez que encendía el gas.
- ¡Muere bola de carne! - vociferó el detective Botella, mientras utilizaba su encendedor para crear una llama que, mezclada con el gas del mechero, coció rápidamente a la masa de carne.

El hombre que se escondía debajo de la mesa se presentó. Su nombre era Chupín. Estefanía, por alguna extraña razón, escondía su cara de la mirada de Chupín. Éste no la reconoció en la oscuridad, y los tres avanzaron hacia el laboratorio en el que cantaban las hamburguesas.

Una vez allí escondidos detrás de una de las pesadas mesas de la habitación, el detective pasó a interrogar al extraño hombre, Estefanía seguía oculta detrás de Pepe:

- ¿Qué es este lugar?¿Qué estaban haciendo aquí?
- Lo siento no se me esta permitido hablar de ello.
- Escúcheme bien, sino me dice que esta sucediendo, en este momento, todos vamos a morir por su culpa, le increpó airadamente el detective.
- Bueno, bueno... e-este es un laboratorio del gobierno, el que forme parte de esta universidad es sólo una fachada, aquí realizamos todo tipo de experimentos.
- ¿Y qué experimento es éste, que es lo que trataban de encontar?
- Lo que sucede es que estabamos, experimentando en la creación de la hamburguesa perfecta, p-pero algo resultó mal, e...el anís de mono hizo que una de las hamburguesas cobrara vida de repente.
- Y no trataron de detenerla.
- Tratamos, pero ésta contagió a las demás y todo se vovió un caos.
- Maldita sea!

En ese momento una de las hamburguesas que estaba en la habitación, escuchó que detrás de una de las mesas se oían ruidos, y se acercó a investigar. Tan pronto como pudo se abalanzó sobre Pepe, quien logró esquivarla lanzándose hacia un costado. La hamburguesa, al ver que Pepe era demasiado rápido para ella, arremetió contra el extraño y lo mordió en el rostro. El hombre gritó deseperadamente e intentó liberarse, pero la hamburguesa logró su cometido: le vació por completo las cuencas de los ojos.
 
Antiguo 10-nov-2009  

Por una callecita oscura, en una noche de invierno, caminaba el Detective Pepe Botella, que en ese momento intentaba desentrañar el misterio crimen que le había tocado en suerte. El crimen era atípico, se trataba de un asesinato en el que,al parecer, numerosas personas habían sido deglutidas por hambrientas hamburguesas vivientes voladoras que expulsaban ketchup venenoso por la boca,dejando al indefenso humano paralizado y aún vivo,mientras empezaban a alimentarse con parsimonia de sus globos oculares,su parte humana preferida.
El ejército comenzaba a desalojar la ciudad, y mientras la gente abandonaba sus casas aterrorizada, el Detective Botella intentaba dar con el origen de las hamburguesas. Tal vez de esa manera podría acabar con ellas. De repente, una hamburguesa voladora apareció en el horizonte. Era enorme y espeluznante, la histeria colectiva comenzó a gobernar entre la gente, todos corriendo en dirección opuesta a la hamburguesa, todos excepto el Detective Botella... Miraba a la criatura voladora aproximarse poco a poco, era como si estuviera escogiendo a su*próxima víctima... luego aterrizó en el estacionamiento de un centro comercial, volteó hacia la derecha, luego hacia la izquierda... luego al frente donde justo estaba el Detective... curiosamente, Botella no era lo que la hamburguesa buscaba, pasó a un lado de él como si no existiera y fijó todos sus instintos asesinos en una indefensa joven. El Detective Botella disparó varias veces contra la hamburguesa. Esta se retiró derramando ketchup por un costado. El detective se acercó a la joven, que lo miraba agradecida con sus hermosos ojos verdes. Botella se soprendió por la belleza de la muchacha y le preguntó cuál era su nombre.*

Ella le dijo que era la virgen María, y señalando al cielo mostró a Pepe otra hamburgesa. En verdad os digo que sobre la hamburguesa danzaban tres jirafas desnudas que sostenían con sus tentáculos un suelo de mármol transparente, y que este se desinflaba, amoldándose poco a poco a la forma de sus cabezas. El aire soplaba hacia adentro, comprimiendo sus mofletes, mientras las nubes rojas giraban en una espiral de vértigo por cuyo centro cayeron las palabras “anís del mono, nunca más”.
¡Claro! - exclamó Botella - las hamburguesas surgieron a partir de la extraña mezcla de moco y anís que prepararon en la facultad de Ciencias. Es evidente que esta joven está delirando a causa del miedo -. Tras decir esto, Botella acompañó a la joven hasta un banco, donde la sentó. La joven se espabiló y preguntó qué había pasado. Botella le contó lo sucedido y ambos comenzaron a huir tomados del brazo. Sin embargo, Pepe recordó que era su deber proteger al pueblo. - Debo destruir la fuente de anís y moco - se dijo - eso detendrá a las hamburguesas asesinas.

Entonces se volteó hacia la joven y le dijo:

- Busca refugio, sigue a los del ejecito, ellos te pretegerán.*
- Pe...pero y que pasará contigo.*
- Mi deber es estar aquí, con los que me necesitan, le contestó.
- Esta bien. Le dijo dasanimadamente la joven.

Entonces Pepe Botella cogió su arma y se dispuso hacia la facultad de ciencias. Corriendo por entre la gente, Pepe disparaba a las hamburguesas que se abalanzaban sobre los ciudadanos, cuando de pronto una enorme hamburguesa doble que salió de la nada, golpeó al detective que cayó al suelo atarantado. La hamburguesa doble se disponía a lanzarle su veneno paralizante cuando se oyeron dos disparos de escopeta: era la joven que había regresado para ayudar a Pepe. La hamburguesa doble se alejó revoloteando.

- No puedo abandonarte después de que has salvado mi vida - dijo la joven. - Me llamo Estefanía, soy estudiante de ciencias, te ayudaré a derrotar a las hamburguesas, Pepe Botella.

- Gracias Estefanía - balbució Pepe.

Luego se dirigieron hacia la facultad de Ciencias.

Una vez allí, pudieron observar desde lejos, que el lugar estaba completamente atestado de hamburguesas.

- Es algo peligroso para tí, deja que vaya yo sólo, dijo Pepe.
- No, le contestó Estefanía, estamos juntos en esto.
- Ok, eres una chica muy ruda por lo que se ve.

En eso, Pepe observó que había una alcantarilla muy cerca de ellos, y condujo a la joven hacia ella.

- Por aquí nos será mas fácil.
- Sí, esas criaturas estan por todos lados.

Una vez en la cloaca, ambos tomaron rumbo hacia la facultad.
La alcantarilla daba a un viejo sótano lleno de povo y telarañas.

- Parece que nadie ha estado aquí en mucho tiempo, pensó el detective.
- Este lugar me da escalofríos, dijo la joven.
- No estaremos demasiado tiempo aquí, no te preocupes.

Buscaban las escaleras por todas partes pero no las encontraban, era algo muy extraño...

Finalmente localizaron una apertura arriba, no había escaleras pero no era problema; sabían hacer el pino así que se pusieron cabeza abajo y luego descendieron cuidadosamente hasta el techo. Una vez arriba pasaron a una sala oscura y que parecía amplia por la forma en que reverberaba el sonido. Pepe saco la linterna que siempre llevaba en un bolsillo de su gabardina y proyecto un circulo de luz sobre una de las paredes, lo que vieron era horrible. Se abrazaron el uno al otro en la oscuridad. No podían creer que semejante imagen fuera posible. Ni en todos los años que llevaba trabajando de detective había llegado a ver nada ni remotamente parecido, era horrible, aterrador.

Personas desmembradas por todas partes, la sangre pintaba las paredes y había cristales rotos dispersados por toda la habitación. Era una masacre.

- Oh Dios! gritó la muchacha.
- Esto es... contra que demonios nos enfrentamos, balbuceo Pepe aguantando las ganas de vomitar.

Lo que la joven no pudo hacer.

- Pero ¿que son todos estos vidrios?.
- Parecen tubos de ensayo, matraces y fiolas, contestó la joven. Al pareces han hecho algun tipo de experimento en este lugar.
- Pero quien demonios ha dado vida a esas malditas criaturas.
- No lo sé, pero estoy seguro de que pronto lo averiguaremos, Estafanía. Sólo debemos seguir hasta el laboratorio en el comenzaron el experimento de "anís y moco", que es una sustancia también conocida como "Anís de mono".

Saltaron sobre los cadáveres y continuaron avanzando. Tras un largo pasillo, escucharon una música aterradora. Eran las voces de cientos de hamburguesas que cantaban esta canción: “Dame veneno, que quiero morir, dame veneeeeenooooo”. Las hamburguesas se debatían espasmódicamente al ritmo de los Chunguitos. Estefanía dio la vuelta corriendo hacia la primera sala, Pepe la seguía jadeando. Se pararon a la entrada: un susurro débil y angustiado provenía de debajo de una de las mesas del laboratorio, no quedaba más remedio que acercarse a mirar. Asustado, Pepe se aproximó con la linterna temblando en la mano, dejándola a ella sola. Cuando se agacho en cuclillas para ver debajo de la mesa le asaltó un rostro desencajado, histérico, de lo que había sido un hombre cuerdo. El hombre, completamente deslumbrado por la linterna de Pepe, solo acertaba a repetir: “la masa de carne... la masa de carne”. Entonces el hombre miró por encima del hombro de Pepe y emitió un alarido atroz. Una enorme bola de carne picada, arrastrábase por una pared, emitiendo un chirrido escalofriante. Estefanía lanzó un grito y se escondió detrás de Pepe.

- Pásame el mechero que hay sobre esa mesada - dijo Pepe, señalando uno de los tubitos de acero que usaban para los experimentos.
- Aquí está - contestó Estefanía, a la vez que encendía el gas.
- ¡Muere bola de carne! - vociferó el detective Botella, mientras utilizaba su encendedor para crear una llama que, mezclada con el gas del mechero, coció rápidamente a la masa de carne.

El hombre que se escondía debajo de la mesa se presentó. Su nombre era Chupín. Estefanía, por alguna extraña razón, escondía su cara de la mirada de Chupín. Éste no la reconoció en la oscuridad, y los tres avanzaron hacia el laboratorio en el que cantaban las hamburguesas.

Una vez allí escondidos detrás de una de las pesadas mesas de la habitación, el detective pasó a interrogar al extraño hombre, Estefanía seguía oculta detrás de Pepe:

- ¿Qué es este lugar?¿Qué estaban haciendo aquí?
- Lo siento no se me esta permitido hablar de ello.
- Escúcheme bien, sino me dice que esta sucediendo, en este momento, todos vamos a morir por su culpa, le increpó airadamente el detective.
- Bueno, bueno... e-este es un laboratorio del gobierno, el que forme parte de esta universidad es sólo una fachada, aquí realizamos todo tipo de experimentos.
- ¿Y qué experimento es éste, que es lo que trataban de encontar?
- Lo que sucede es que estabamos, experimentando en la creación de la hamburguesa perfecta, p-pero algo resultó mal, e...el anís de mono hizo que una de las hamburguesas cobrara vida de repente.
- Y no trataron de detenerla.
- Tratamos, pero ésta contagió a las demás y todo se vovió un caos.
- Maldita sea!

En ese momento una de las hamburguesas que estaba en la habitación, escuchó que detrás de una de las mesas se oían ruidos, y se acercó a investigar. Tan pronto como pudo se abalanzó sobre Pepe, quien logró esquivarla lanzándose hacia un costado. La hamburguesa, al ver que Pepe era demasiado rápido para ella, arremetió contra el extraño y lo mordió en el rostro. El hombre gritó deseperadamente e intentó liberarse, pero la hamburguesa logró su cometido: le vació por completo las cuencas de los ojos.

El hombresillo, no atinó a mas que a gritar de dolor pero la hamburguesa terminó rápidamente su trabajo cercenando la cabeza del desgraciado.
Pronto las demás hamburguesas se dieron cuenta de lo ocurrido, rompieron su reunión y tomaron de prisioneros al detective y a la joven Estefanía.

Ambos fueron trasladados a una habitación totalmente oscura, las hamburguesas los aventaron en aquella habitación y cerraron la puerta.

- Pero ¿que lugar es éste?, preguntó la joven muy asustada, no veo absolutamente nada.
- No lo sé, repondió Pepe, pero seguro nada bueno nos espera aquí.
 
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