I
Tengo frío. Dentro de mi cabeza siento un dolor punzante, justo detrás de los ojos. Estoy escribiendo porque no sé qué hacer. Soy incapaz de dedidir qué hacer, así que me quedo en mi sillón, con la mirada perdida y la mente dispersa. De cuando en cuando se me empañan los ojos y me ruedan lágrimas por las mejillas. Quiero moverme y no soy capaz. A la cuarta o quinta vez que pienso que tengo que hacer algo, me levanto, cojo un boli y empiezo a escribir. Escribo por escribir, por realizar una actividad y salir del estado en el que estoy.
Ya me he quedado en blanco. Veo borroso y eso me molesta mucho. Veo borroso y en dos dimensiones, todo es plano. Cuando estoy en este estado nunca sé muy bien lo que me rodea. Miro en todas direcciones pero no veo nada, no fijo la vista en nada.
II
A veces pienso que todo es muy fácil y yo muy complicada. Otras veces que todo es difícil y la simple soy yo. ¿Cuál es la respuesta correcta? Las dos.
Desde siempre temo al nunca. Nunca esto, nunca eso y nunca aquello. Hasta que el nunca se convierte en siempre.
Si busco no encuentro, pero si no busco encuentro menos.
Quiero irme pero no sé adónde ir.
Quiero quedarme, pero no así, no de esta manera.
Quiero cambiar para quedarme igual.
Quiero que me quieran pero no sé querer.
Quiero estar sola, pero bien acompañada.
Quiero hablar por hablar pero no que me escuchen por escuchar.
Quiero encontrarme perdiéndome.
Quiero vivir soñando pero sólo consigo soñar que vivo.