Mucho peor sería que todos quisieran que te suicidaras. Eso sí que sería espantoso.
Al menos alguien te quiere, le duele verte sufrir y no sabe como ayudarte. De la frustración que siente puede tirarte muchos reproches.
Sigamos aquí un poco más a ver que ocurre. Contra viento y marea, aún tiritando desnudos bajo la tormenta y empapados por la lluvia helada. O trepados al mástil más profundo de la desesperación. Aunque el sol se apague y el cielo se caiga. Gritemos con el alma hecha girones:
¡No podrán con nosotros! ¡CARAJO!
Himno al suicida arrepentido