Necesitas perder la obsesión por el acoso sufrido (lo cual no significa olvidarlo. ¡Jamás!), pero no puedes tolerar que te abrume, convirtiéndose en el único pensamiento circundante.
Relajación o medicación pueden ser medios para la obtención de esa calma necesaria. Yo también optaría por, como escribes sobre cine, dedicarme a visionar comedias ligeras con el único propósito de arrancarte unas cuantas risas, tratar de no meditar demasiado sobre el mal. Cuando te encuentres mejor, es decir, te interesas por la película sin atender a tu dolor, vuelve con tu rutina.
También puedes realizar otras actividades que no requieran una mínima concentración (pasear, escuchar música, alguna tarea sin demasiada trascendencia...). ¡Ánimo!