Cabeza gacha, mirada perdida en el suelo, hombros caídos hacia adelante, manos en los bolsillos, auriculares omnipresentes, pasos lentos pero nerviosos.
No, no me ajusto tanto a ese esterotipo. Hace tiempo me acostumbré a cruzar miradas a corta distancia, cosa que antes me ponía algo incómodo, pero a pesar de eso siempre fui de andar con la vista al frente. Todavía me acuerdo cuando en la secundaria me habían preguntado que por qué miraba hacia arriba cuando iba caminando
, me pareció curioso porque no me había dado cuenta de que a veces llevo la vista a las copas de los árboles, las nubes, o los edificios... Tendrá algo que ver con que inclinar la cabeza para abajo por mucho tiempo me destruye el cuello.
La ropa... bueno, conscientemente al menos no busco colores oscuros por querer pasar desapercibido, sino porque verdaderamente me gustan colores como el negro en las prendas, mientras que los demasiado brillantes y llamativos con frecuencia se me hacen... ordinarios, invasivos, no elegantes.