Hace poco oía en una sección semana de psicología del
Versió RAC1 (un magazine de tarde de carácter humorístico, nada de programa religiosamente de psicología) que ya en los neonatos se diferencian tres tipologías de temperamento observables: el
adaptable (somriente, que se deja coger, siempre alegre), el
ansioso (que tiembla, que solo se deja coger cuando él quiere y sino llora), y el
suspicaz o precavido (el que se queda mirando, observando, y él mismo decide entonces si va a llorar o no según te haya visto). Esos rasgos de temperamento, dice, son de carácter corporal, del sistema nervioso -genéticas, se podría decir-, algo que forma parte de uno y que más adelante se va a moldear según el carácter que ganemos con nuestra experiencia con la vida. Eso explica por qué dos chicos con temperamentos diferentes (adaptable, ansioso o precavido) van a crecer como personas distintas aunque reciban el mismo tipo de estímulos externos o experiencias, o reciban el mismo tipo de educación (explicando así, dicho sea de paso, aquello de por qué dos hermanos o gemelos pueden ser totalmente diferentes aunque hayan vivido en el mismo ambiente y hayan sido educados de la misma forma).
Si entendeis el catalán,
aquí podeis oir el programa en cuestión, que iba del tema: ¿Se puede cambiar la personalidad? (es de por sí interesante, ya que muchos de los que estamos aquí desearíamos poder cambiar quién somos). Y si a alguien le gusta el tipo de sección por el ambiente distentido, o el
tipo en cuestión, puede escuchar las que llevan de temporada
aquí.