Cita:
Iniciado por Poseidon
Hasta hoy me sentía respetado en mi lugar de trabajo, (al menos por la mayoría), pero hoy me he llevado un varapalo que no me esperaba a estas alturas.
Esta mañana en un momento dado he pasado junto a dos compañeros míos que estaban comentando entre ellos la iniciativa del gobierno de España de alargar la edad de jubilación hasta los 67 años. Uno le decía al otro: "¿no será mejor que entre a trabajar gente con 18 años que no que nos mantengan a nosotros trabajando siendo viejos?"
Y estando yo ya vuelto de espaldas y alejándome, el otro contesta en voz alta refiriéndose a mí y en tono despectivo: "Pues claro, joder, así X habría empezado a trabajar con 18 años en vez de empezar con treinta y tantos".
Empecé a trabajar con 30 años (mis problemas con la FS me impidieron acabar la carrera y buscar trabajo antes) y ahora tengo 33. (La persona que hizo el comentario tiene 57 años y empezó a trabajar con 16...)
No he querido oir nada más y me he marchado fingiendo que no escuchaba. Pero estoy ahora con el ánimo por el suelo, y sintiendo ciertas sensaciones y complejos que hacía mucho tiempo que no sentía. Creía estar luchando bien por mi derecho a salir de mis baches y a tener una segunda oportunidad, pero para esta persona, (y supongo que para más gente), seré un niñato chupasangre y un vago que no se ha puesto a trabajar hasta los 30 años porque no le ha dado la gana, como parece creer. Y no puedo explicarle mi historia ni lo de la FS porque obviamente no va a comprender absolutamente nada. Me encuentro bastante mal.
|
Me molesta bastante comprobar cómo la mediocridad es capaz de dañarnos tanto
. Porque el fulano así descrito representa al perfecto pusilánime, incapaz de comprender que la realidad ha ido cambiando. No es que se espere que tuviera una especial sensibilidad para entender algo tan complejo como la fobia social (ni se espera, ni se pretende), sino es que no ha llegado interiorizar que hoy en día lo más natural es comenzar a trabajar con más edad porque, entre otras razones, una persona necesita estar muy formada para poder competir en el mercado laboral.
Este cuento tan bizarro del pobre niño que tuvo que ponerse a trabajar a los16 años para labrarse una vida como todos los cuentos es de haz romántico y, por lo tanto, poco serio y menos en el contexto de la sociedad avanzada que se quiere lograr. Porque, precisamente, el ponerse a trabajar cuando se es tan imberbe es un dato objetivo de subdesarrollo en un país. Pero, ¿cómo esperar nada de un sujeto casi sexagenario que no presentó currículum porque ni siquiera conocía que existía tal concepto?
No tienes que darle más vueltas. Son comentarios realizados por una persona envidiosa, de mente infantil, llena de resentimiento por su vida tan paupérrima; un mamarracho que, incapaz de reconocer públicamente que es un fracasado, descarga su mala leche contra una persona que ve tímida y tranquila. Machacar al que uno considera más débil como manera de reivindicarse, ¡menuda excrecencia moral e intelectual! En lugar de sentirte triste, deberías estar orgulloso porque solamente se tiene dentera por una persona a la que se ve que está por encima de uno. Estás muy por encima, lo suyo es limpiar el polvo de tu hombro sobre cabeza tan grande propia de un anquilosado que contiene tan cortito cerebro...