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26-dic-2014
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27-dic-2014
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“Las personas crecen a través de la gente. Si estamos en buena compañía, es más agradable".
(John Lennon)
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29-dic-2014
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Los peligros de la abnegación
"Todos los sacrificios por el bien de los demás podrían acabar siendo un sacrificio mucho mayor del que te has imaginado"
(Richard y Rachael Heller)
Nos cuesta ver que el sacrificio por los demás puede ser un mal camino porque la cultura judeocristiana parece que nos ha inyectado en las neuronas este valor. Sin embargo, ni viéndolo desde esta perspectiva, el valor se aguanta. No olvidemos que, según las escrituras, las palabras de Jesús fueron: "Ama al prójimo como a ti mismo". No dijo ama al prójimo más que a ti mismo ni menos que a ti mismo.
En algunos casos, la entrega desproporcionada hacia los demás puede venir de una baja autoestima. Para aumentarla, la persona hace lo que sea por ganarse el aprecio de los demás. Les presta su dinero, su tiempo, se anula, con tal de obtener unas migajas de afecto ("si yo lo único que espero es un poco de gratitud"). Pero se trata de una mala inversión. En algunas ocasiones, porque al final la persona se siente frustrada: da mucho y recibe poco o nada. Y en otras, si recibe afecto, lo siente como amor comprado. Muchas personas creen que las quieren sólo por el dinero que prestan o los favores que hacen. Sea como sea, es una táctica nefasta.
Y en ciertas personas existe otra causa de entrega total que se encuentra muy, muy escondida y que quizá cuesta mucho reconocer. El sacrificio puede brotar de una auténtica irresponsabilidad con la propia vida. Quizá en el fondo tengan miedo de no ser capaces de conseguir sus sueños y la excusa perfecta es que no tienen tiempo porque los demás los necesitan. Nos da miedo enfrentarnos a nuestro proyecto vital. Nuestra sociedad ve muy bien que nos sacrifiquemos por los demás, así que si lo hacemos es un pretexto inconsciente ideal para ocultar nuestras propias ilusiones y miedos. Es más fácil decir "no he podido conseguir X porque he vivido para mi familia" que "no he podido conseguir X porque no he sabido".
Pasos hacia el egoísmo sano
El primer paso parece obvio: si tenemos que prestar más atención a nuestras necesidades e ilusiones, primero hemos de saber cuáles son. Puede parecer fácil, pero para algunas personas no lo es en absoluto. Recuerdo el caso de una mujer que estaba sumida en una grave depresión. Estaba casada, sus hijos ya eran mayores y hasta hacía poco sus padres habían vivido con ellos. Su padre era ciego y su madre estuvo gravemente enferma los últimos años de su vida. El caso es que ella había vivido para cuidar a todos. La depresión no surgió mientras los cuidaba, sino cuando murieron. De repente, no sabía qué hacer con su vida. Cuando le pregunté qué cosas le gustaban, me respondió que no lo sabía. De toda la conversación se me quedó gravado sobre todo un detalle: me comentó que le daba envidia cuando su marido iba a recoger setas a la montaña, la ilusión que le hacía. Envidiaba lo que él disfrutaba. Ella no sabía dónde encontrar su disfrute. Así que la primera tarea debe consistir en encontrar ilusiones: o reencontrar algunas que tuvimos en alguna época de nuestra vida o crearnos otras nuevas.
El segundo paso sería pensar con qué personas es especialmente importante que empecemos a practicar el egoísmo sano. No sólo se debe practicar con la familia, sino también con la pareja, los compañeros de trabajo e incluso con los amigos. Concentrémonos en dos actuaciones muy importantes: no digamos sí cuando queramos decir no y dejémonos de justificar tanto. Las mil justificaciones sólo demuestran que no estamos convencidos de nuestro total derecho a decir no.
Si andamos hacia el egoísmo sano, debemos tener muy claro que encontraremos dos claros saboteadores en nuestro camino: el miedo y la culpa. Sufriremos, pero debemos dirigir la mirada a lo que nos espera al final del trayecto. Cuando logremos mimarnos a nosotros mismos sin sentirnos culpables, el sentimiento que nos inundará será de una liberación indescriptible.
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Última edición por Apatía; 29-dic-2014 a las 20:18.
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31-dic-2014
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“Hay una literatura para cuando estás aburrido. Abunda. Hay una literatura para cuando estás calmado. Ésta es la mejor literatura, creo yo. También hay una literatura para cuando estás triste. Y hay una literatura para cuando estás alegre. Hay una literatura para cuando estás ávido de conocimiento. Y hay una literatura para cuando estás desesperado. Esta última es la que quisieron hacer Ulises Lima y Belano. Grave error, como se verá a continuación. Tomemos, por ejemplo, un lector medio, un tipo tranquilo, culto, de vida más o menos sana, maduro. Un hombre que compra libros y revistas de literatura. Bien, ahí está. Ese hombre puede leer aquello que se escribe para cuando estás sereno, para cuando estás calmado, pero también puede leer cualquier otra clase de literatura, con ojo crítico, sin complicidades absurdas o lamentables, con desapasionamiento. Eso es lo que yo creo. No quiero ofender a nadie.
Ahora tomemos al lector desesperado, aquel a quien presumiblemente va dirigida la literatura de los desesperados. ¿Qué es lo que ven? Primero: se trata de un lector adolescente o de un adulto inmaduro, acobardado, con los nervios a flor de piel. Es el típico pendejo (perdonen la expresión) que se suicidaba después de leer el Werther. Segundo: es un lector limitado. ¿Por qué limitado? Elemental, porque no puede leer más que literatura desesperada o para desesperados, tanto monta, monta tanto, un tipo o un engendro incapaz de leerse de un tirón En busca del tiempo perdido, por ejemplo, o La montaña mágica (en mi modesta opinión un paradigma de la literatura tranquila, serena, completa), o, si a eso vamos, Los miserables o Guerra y paz. Creo que he hablado claro, ¿no? Bien, he hablado claro. Así les hablé a ellos, les dije, les advertí, los puse en guardia contra los peligros a que se enfrentaban. Igual que hablarle a una piedra. Otrosí: los lectores desesperados son como las minas de oro de California. ¡Más temprano que tarde se acaban! ¿Por qué? ¡Resulta evidente! No se puede vivir desesperado toda una vida, el cuerpo termina doblegándose, el dolor termina haciéndose insoportable, la lucidez se escapa en grandes chorros fríos. El lector desesperado (más aún el lector de poesía desesperado, ése es insoportable, créanme) acaba por desentenderse de los libros, acaba ineluctablemente convirtiéndose en desesperado a secas. ¡O se cura! Y entonces, como parte de su proceso de regeneración, vuelve lentamente, como entre algodones, como bajo una lluvia de píldoras tranquilizantes fundidas, vuelve, digo, a una literatura escrita para lectores serenos, reposados, con la mente bien centrada. A eso se le llama (y si nadie le llama así, yo le llamo así) el paso de la adolescencia a la edad adulta. Y con esto no quiero decir que cuando uno se ha convertido en un lector tranquilo ya no lea libros escritos para desesperados. ¡Claro que los lee! Sobre todo si son buenos o pasables o un amigo se los ha recomendado. Pero en el fondo ¡lo aburren! En el fondo esa literatura amargada, llena de armas blancas y de Mesías ahorcados, no consigue penetrarlo hasta el corazón como sí consigue una página serena, una página meditada, una página ¡técnicamente perfecta! Y yo se los dije. Se los advertí. Les señalé la página técnicamente perfecta. Les avisé de los peligros. ¡No agotar un filón! ¡Humildad! ¡Buscar, perderse en tierras desconocidas! ¡Pero con cordada, con migas de pan o guijarros blancos! Sin embargo yo estaba loco, estaba loco por culpa de mis hijas, por culpa de ellos, por culpa de Laura Damián, y no me hicieron caso”.
Los detectives salvajes - Roberto Bolaño
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"Es posible que mañana muera, y en la tierra no quedará nadie que me haya comprendido por completo. Unos me considerarán peor y otros mejor de lo que soy. Algunos dirán que era una buena persona; otros, que era un canalla. Pero las dos opiniones serán igualmente equivocadas".
Un héroe de nuestro tiempo - Mijaíl Lérmontov
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01-ene-2015
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Allí esta dormida sobre el alma, la sospecha, al acecho espera el momento oportuno para despertar. Solo necesita de un corazón inseguro para sembrar el horizonte de desiertos. El miedo es su aliado, quien abre la puerta. Y una vez que ella se instala, la paz, se vuelve un imposible.
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01-ene-2015
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Te dejo que vengas
quiero que vengas,
que me beses
que me tomes
que me tengas
que me arrolles,
que me atrapes,
que me rompas
que me pierdas
que me vuelvas a encontrar.
Que me dejes que vaya,
queriendo que vuelva,
a besarte
a tomarte
a tenerte
a arrollarte
a atrapàrte
a romperte
y perderte
para volverte a encontrar.
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01-ene-2015
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¿Quién soy cuándo escribo?
soy un alma solitaria
la que a veces prefiere sentirse en otro mundo!
y no en este lleno de hipocresías
soy un alma a veces rebelde a veces tímida ,
parlanchina o callada,
pero siempre te sigue, te observa!
puede no comentarte, pero jamás ignorarte
puedo estar escondidita siempre
pero nunca abandonarte.
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11-ene-2015
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Arte ¿ que es arte? ...Arte es cuando eres capaz de ver lo que en el mundo asombra, verdad y belleza, entonces en ese momento , coges un lápiz e inmortalizas aquello que no necesita explicación porque se vasta a sí mismo.
Anónimo..
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12-ene-2015
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"La verdad es que, incluso para los más callejeros, es complicado encontrar gente a la cual poder unirse. Aun cuando uno sea joven, una de las consideraciones más importantes es la g/h (gente por hora); pero a medida que uno se hace mayor, no sólo acusamos recibo de los años marchitos y desinflados, también los relojes tictaquean demasiado deprisa (o así nos parece a nosotros, yonkis de la realidad que necesitamos más y mayores volúmenes de espacio cronal para conseguir el mismo efecto del que participábamos en la juventud) y no se tienen plataformas de experiencia común que funcionen como adherente: ir juntos a la escuela, ir a la universidad, los primeros empleos, los primeros amores, las primeras residencias, las primeras caminatas. Las amistades necesitan atemperarse con temporadas de ascenso y caída.
Pero uno igual encuentra alguna que otra rendija. En una parada de autobús en Taipei estaba yo cerca de otro europeo, y su modo malintencionado insinuaba que nos reiríamos de las mismas cosas, que nos indignarían las mismas cosas, que los dos íbamos a estirar la pata en cinco años exactos. Yo no quiero parecer encorsetado ni hambriento de severidad, pero no hubiera podido simplemente decir <vamos a amistarnos, seamos buenos amigos>. Un autobús se lo llevó."
Filosofía a mano armada - Tibor Fischer
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12-ene-2015
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Me elevé demasiado alto, amé con demasiada fuerza, me atreví demasiado. Intenté agarrar una estrella, fui más allá de mis posibilidades, y caí.
- Canción de Hielo y Fuego.
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