Cuando tenía 15 años, en fin, en la adolescencia, soñaba con muchas cosas, tampoco imposibles , nada de ganar un Nobel por ejemplo ejjejeje, simplemente sentirme realizada en el trabajo que hiciera, que me resultara interesante y me motivara. También esperaba encontrar magníficos amigos, con los que viajaría y compartiría momentos inolvidables... en cuanto a parejas, bueno, no me preocupaba el tema, prefería tener una profesión que me llenara. Pero sí creía que el amor podía ser sublime.
Veinte años después, mis sueños están muertos o agonizando. Ya no tengo nada a lo que aferrarme, no puedo decir como entonces, "cuando sea mayor haré... esto o aquello", porque ahora soy mayor y no he hecho nada de lo que deseaba realmente.
Sí tengo trabajo, tan estable y seguro como aburrido, y supongo que eso ya es motivo de alegría actualmente. Pero yo soy de talante soñador e idealista, y el contraste entre mis deseos y la realidad me resulta muy duro. Supongo que es hora de madurar.