Pues yo tengo uno (como la mitad de la humanidad que puede permitirselo) y este aparatejo crea bastante enganche, así que cuidado con él.
Llamar nadie me llama, jajaja eso sí, tontear con él... Es que los adultos somos críos en el fondo. Con sus lucecitas y sus teclas, y tan pequeñín, se le coge cariño y todo.
Todavía recuerdo cuando no había móvil e íbamos a la casa de nuestros amigos a quedar con ellos. Conocíamos a sus madres y todo y nos preguntaban si queríamos algo de merendar. ¡qué tiempos aquellos!
Bueno este mensaje es una parida, pero la verdad es que me ha hecho pensar, que la vida no sería tan diferente en el fondo sin el móvil.