La luna era testigo de su melancolía. La lluvia camuflaba sus lágrimas.
Entre la tortuosa estadía en la vida, cada vez era más difícil ubicarse entre las diferentes mareas de pensamientos.
La noche caía, entonces era cuando era consciente de sí mismo, cuando se sentía terrícola.
La nube de recuerdos de su vida pasada noche a noche se presentaba, como la niebla espesa y casi imposible de disipar, de ver, de sentir más allá.
Era incapaz de percibir las sensaciones del presente a causa de sus recuerdos.
Entonces sintió la lluvia y la turbulencia. Sonrió, Capitán de la vida se dijo a sí mismo, observando las aves en la inmensidad del mar,
Guiando la nave,
Viento en popa
anhelando la libertad.
Abrió los ojos, encontrándose con el amanecer. Iniciaría el día. El estaba ansioso por que fuese de noche.
Y repetir el ciclo.