[I]Qué incómodos los silencios
que sentimos cuando están.
Los minutos se hacen horas
y éstas, eternidad.
Nuestro pulso se acelera,
se anima cada vez más,
el aire dentro se corta,
las piernas temblando están.
Por la frente caen mil gotas
de sudor, que no se van.
Y la voz, que se nos quiebra
expresa su malestar.
¡Maldita fobia fullera,
disfraz de la soledad!.
¡Deja que sea quien quiera,
sin tenerte que pensar.