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Antiguo 24-feb-2006  

Mis inhibiciones me han atado durante mucho tiempo, me han impedido durante años el empezar a experimentar la vida, a experimentar el trato con los otros, la inserción en la sociedad. Imaginemos que desde que nacemos a alguien se le ocurre atarnos los pies a una silla. Pasan los años y nosotros crecemos así, siempre con esa silla a cuestas. Nuestra movilidad es pues harto limitada. Podemos hacer cosas, sí, pero sólo aquellas que no requieran trasladarse. Vemos a nuestro alrededor a los demás caminar y nos dan unas ganas locas de poder nosotros también hacerlo, y nos consumimos en la envidia de que esto no nos sea aún posible. En su momento intentamos por todos los medios deshacer las ataduras que nos ligaban a esta silla, pero no sólo no lo logramos sino que ajustamos aún más el nudo y nos lastimamos los tobillos; así es que ahora ya no insistimos, nos hemos resignado. Pero es que al ver la naturalidad con la que se trasladan los demás y cómo esto les permite disfrutar de un montón de cosas que a uno le es imposible, da una envidia y una bronca que nos consumen por dentro y nos enloquecen. Y como los demás no nos prestan la suficiente atención, no observan esas ataduras que tenemos en nuestros pies, y entonces ni se molestan en ayudarnos. Sólo observan que uno prácticamente permanece siempre en el mismo lugar, sin acercarse a la gente, pero no saben por qué. Y uno desea que alguien se le acerque, pero al mismo tiempo teme lo que pueda llegar a pasar si algún día aquellas ataduras se eliminan, la vergüenza y la humillación que uno sufriría cuando los demás notaran que a esta edad todavía no hemos aprendido a caminar. Hoy sabemos que los nudos los hicieron nuestros padres, pues aún se acercan ellos de vez en cuando para ajustarlos, con la excusa de que así evitan que uno se caiga y se lastime. Debido a nuestra movilidad casi nula, durante años trataron de colocarnos todo al alcance de la mano; creían estar haciendo lo correcto, claro. Hasta que un día algo o alguien nos hizo notar que ahora el esfuerzo que requiere deshacerse de las ataduras es mucho menor que antes, pues mal que mal uno se ha desarrollado y entonces cuenta con más fuerza que hace tiempo atrás. Hace uno entonces nuevamente el esfuerzo y logra liberarse así de un pie, pero el otro aún está atascado. Será mejor que uno no se agobie, que se tome un descanso y lo vuelva a intentar más tarde, que ya aquel tobillo está bastante irritado. Y en efecto, así lo hacemos: viendo lo que logramos con la primera pierna, intentamos vez tras vez liberar la segunda, hasta que finalmente lo logramos. ¿Pero que hacer entonces? ¡Pues claro: todo lo que veíamos que hacían los demás y que nosotros no podíamos! Pero en cuanto intentamos dar nuestro primer paso, la alegría inmensa que teníamos por habernos finalmente liberado de aquellas ataduras, da paso a un fuerte golpe que recibimos al golpearnos contra el suelo tras descubrir que no somos capaces siquiera de mantenerse en pie. Así, descubrimos que la odisea recién ha comenzado: ahora debemos luchar contra el trastorno que nos ha causado toda aquella evitación durante tantos años. Nos damos cuenta de todos los años de aprendizaje de que nos hemos privado; y si bien sabemos que con nuestro cuerpo y mente ya desarrollados nos será mucho más sencillo aprender a caminar que lo que les resultó a los demás siendo pequeños, la ansiedad y la impaciencia nos consumen, y mucho más aún cuando no dejamos de observar la naturalidad con la que se mueven y se desplazan los demás de nuestra misma edad o más jóvenes incluso. Empezamos a pensar entonces en si será o no una buena idea empezar a dar los primeros pasos, pues en cuanto comencemos a hacerlo será recién entonces cuando los demás notarán que uno, adulto ya, apenas si alcanza a gatear, lo cual resultará harto vergonzoso y denigrante, y hará que uno se sienta realmente disminuido y miserable. (Y también es cierto que uno se ha acostumbrado tanto a aquella silla que el sólo pensar en no estar más con ella genera un vacío, un fuerte malestar, como si parte de nuestra identidad se fuese con ella; después de todo, durante aquellas años fue aquella silla nuestro lugar en el mundo, y no tenemos la más pálida idea de cuál pasaría a ser ahora nuestro lugar en cuanto nos deshiciésemos de ella.) Durante aquellos años, atado uno a aquella silla, el tiempo que los demás utilizaban para pasear, uno lo capitalizaba desarrollando su intelecto u otras cualidades que no requerían de movilidad, como ser tocar algún instrumento, o cualquier otra característica o habilidad. Y entonces ahora que se da uno cuenta de que si comienza a intentar dar sus primeros pasos se sentirá muy por debajo de los demás (literalmente incluso, pues comenzaría gateando), en extremo atrasado en cuanto a todo aquel desarrollo, se pregunta entonces si no sería mejor seguir ligado a aquella silla utilizando el tiempo para, hallándose inferior a todos los demás en lo que hace al tema de la movilidad, lograr superarlos en cuanto a logros artísticos o intelectuales. Sabemos por supuesto que semejante renuncia, que este postergar indefinidamente el aprendizaje del caminar, nos privaría de experimentar un montón de otras cosas. ¿Qué hacer entonces? Comenzamos optando por lo primero, ya que es lo que sentimos nos producirá el menos dolor (y por ende lo más cómodo), al menos en primera instancia; y es que además la idea de lograr lo que los demás pero a una edad tan tardía respecto a ellos genera tanta envidia y hace que uno se sienta tan desfavorecido por la vida que prefiere entonces seguir generando lástima antes que dar lugar a la burla o a la humillación. Pero luego uno no tarda en darse cuenta de que la felicidad y la soledad no son compatibles, de que únicamente a través de la segunda de las opciones podría decirse algún día feliz. Y entonces emprende la dolorosa transición, comienza a intentar dar sus primeros pasos, a transitar la vida. Notará que mientras esté gateando, muchas cosas estarán aún muy lejos de su alcance; afrontará sus primeros "berrinches", y comprenderá que por más que los demás le digan y le teoricen sobre cómo hacer para caminar, sólo su propia insistencia y experimentación, su caerse para volver a levantarse, le posibilitará lograr finalmente aprender a andar erguido por la vida. Muchas veces maldice uno a sus viejos y no se explica por qué nos hicieron aquello, y a su vez nos maldecimos por no ser de una naturaleza lo suficientemente fuerte como para deshacernos mucho antes de aquellas ataduras. Pero llegará el momento en que descubriremos que no somos el único, que aquella sobreprotección es en realidad bastante común entre los padres, y que si antes nos creíamos la única persona con esta problemática era porque, claro está, los otros que estaban como nosotros no se paseaban delante nuestro permitiendo así que los pudiésemos ver, ya que justamente carecían de semejante movilidad. Descubriremos entonces cómo otros con las mismas ataduras lograron deshacerse de ella mucho antes que nosotros, y maldeciremos pues nuevamente por no haber sido lo suficientemente fuertes o no tener la suficiente determinación como para habernos liberado nosotros también tiempo atrás; pero al convencernos luego de que semejantes reproches no conducen a nada, nos permitiremos darnos cuenta de que ahora nuestra lucha se hace de pronto mucho más ligera, al saber que ya no estamos sólos en ella.
 
Antiguo 24-feb-2006  

No cabe duda que esto es mejor que el DSM-IV. Cuando uno se ha sentido tan frustado a lo largo de los años, no es dificil identificarse con lo que has escrito. Ha diferencia de esos artículos, en los que describen nuestra condición como un estereotipo que no demuestra el sentimiento real de quienes lo sufrimos.

Es a través de este tipo de comentarios que nos damos cuenta que nuestros sentimientos no son únicos. Y de cierta forma hace menos vergonzosa esa envidia de la que hablas, aunque yo la describiría más cómo frustración (al menos en mi caso).

Soy uno de los que inevitablemente se ha resignado a su condición. No espero ese final de cuento de hadas que ha todos nos gustaría. En ocasiones lo imagino, pero no le doy paso para que llegue a convertirse en esperanza.

Sólo me gustaría que las personas pudiesen estar más concientes de lo que el TPE implica, no para que nos traten con "lastima", sino para que eviten criticarnos por no buscar interactuar con los demás.

 
Antiguo 24-feb-2006  

Hermosísimo tu mensaje, Honore. No sólo por la identificación plena con el mismo sino por la fuerza y las ganas que hay detrás de él. Gracias por tu testimonio y por comenzar a moverte solo sin tu silla.
 
Antiguo 25-feb-2006  

Me encanta tu post Honore, la forma en que has descrito ese Transtorno de la Personalidad por evitacion,; totalmente de acuerdo.

Esto es una verdadera enfermedad que ese origina por una mezcla de predisposicion genetica y por su puesto ese comportamiento adquirido a lo largo desde los años de la infancia.

Inutilmente he intentado hacer ver a la gente , incluida mi familia, que es un trastorno serio. Sus respuestas son de mofa e ignorancia; anoche mismo mi hermano y mi madre me sermoneaban que uno tiene lo que se busca y que a nadie le solucionan las cosas por su cara bonita... si supierais que cantidad de golpes bajos recibi... queria desaparecer y decirles... ¿que sabreis vosotros?...

En muchas ocasiones he fantaseado que esto iba a cambiar, que el Dios magnifico de arriba no permitiria esto por mucho tiempo... Estaba tan equivocado; solo ante el peligro, ¿solo? no, tengo El Trastorno De Personalidad Por Evitacion conmigo. ¡ que mejor compañia!
 
Antiguo 25-feb-2006  

Se me ocurre que el nombre "fobia social" no es del todo atinado (sobre todo por las ideas erróneas que crea en aquellos que no la padecen), pues a mí me parece que si alguien tiene fobia a las arañas, por ejemplo, puede llegar a sufrir de un ataque o al menos de una angustia desmedida al estar en presencia de una de ellas, pero en su ausencia NO LAS DESEA NI LAS NECESITA. Con los fóbicos sociales en cambio, o al menos en mi caso, si bien la intensa angustia y demás dificultades y padecimientos que surgen en uno al momento de relacionarse con los demás son enormes, no quita esto que uno desee de ese trato con la gente, de la integración, sólo que en otras condiciones, condiciones en las que semejante contacto sea soportable (además del hecho de que uno necesita de ese estar con gente, pues en este mundo en el que vivimos, muy pocos proyectos personales existen que puedan ser completados sin cierto trato con los otros). Es como alguien que, viendo a todos los demás disfrutar de una gran piscina en un caluroso día de verano, se muere de ganas él también de tirarse al agua; pero ni bien lo hace se da cuenta de que no hace pie ni puede mantenerse a flote, de que se ahoga, y sale entonces como puede lo antes posible de la piscina, desesperado, para quedarse luego mirando y sufriendo desde afuera, distante, lo bien que la pasan los demás; lo que hace este individuo es una especie de elección del menor de los males, o al menos del único mal que le es posible soportar, sobrellevar; tal vez incluso opte (como sería en mi caso) por voltearse para no observar a los que están en el agua, pues el ver cómo los demás son como uno quisiese ser y no puede lastima demasiado. "¿Qué estúpido es que no se mete!; ¡no sabe de lo que se está perdiendo!", piensan ellos, incapaces siquiera de imaginar por lo que uno está pasando.
 
Antiguo 26-feb-2006  

justamente el lunes pasado,,, tuve una discucion con un companiero de mi trabajo estabamos discutiendo que yo no le dejo hacer las cosas libremente que siempre lo freno cuando tiene alguna iniciativa,,, bueno en esto yo le decia que primwero debe de saber las cosas basicas y despues ya comienza a esperimentar,,,,en todo esto me estoy refieriendo al manejo de una maquina,,, en ezzo interviene otro companiero que me dijo que lo deje trabajar como el pueda que si tiene una duda me lo preguntara si fuera nesesario. .. que yo solo lo supervisara y mientras no afectara directamente a la maquina pues no hay problema con los manejos que le hisiera a la maquina,,,bueno lo que me dio a entender fue que sobreprotegia el material ,,la maquina y a él..l es decir tenia precauciones que no eran tan indispensables,, ademas de que no dejaba que desarrollara su creatividad.... ESTO LO DIJE POR LAS ATADURAS QUE NOS DAN NUESTROS PADRES AL ESTARNOS CORRIGIENDO HASTA POR LAS COSAS MAS INSIGNIFICANTES ,, ESTO EN ALGUNOS CASOS BUENO,,,,no se si es nesesario felicitarte,,, pero si el de reconocer el gran empenio que has dedicado a tu post,,, tambienn como es sabido no muchos de nosotros tenemos el valor de escribir en este foro no porque no tengamos cosas que decir si no mas bien que para muchos nuestras vidas parecerian o no es que parescan si no mas bien si son un tanto pateticas,,, me encanta ver que ademas de colocar anecdotas,, comentar sobre nuestro problema,,, tambien das algunas pistas,, ademas cosas que en mi caso no me percato muy seguido....
 
Antiguo 26-feb-2006  

Hola a todos. Mirad, hace un año y medio me diagnosticaron el TPE y leyendote, quería preguntarte, si realmente es tan seria esto y si de verdad se le puede considerar una enfermedad. Es que con lo que me dices me entra un poco el miedo en el cuerpo. Y si es una enfermedad me gustaría saber si es reversible.
Gracias a todos
 
Antiguo 26-feb-2006  

Muy interesantes y afortunadas tus figuras metafóricas de evitación Honoré,
Me acordé del cuento del elefante encadenado del libro : "déjame que te cuente" de Jorge Bucay , que seguro que conocereis… es acerca de un elefante acostumbrado a mantenerse desde su más tierna infancia privado de libertad y atado a una simple estaca clavada al suelo, recordando sus esfuerzos infructuosos por liberarse cuando era apenas un elefantito, sin darse cuenta de que su corpulencia y fuerza actuales son más que suficientes para poder arrancar la pequeña estaca del suelo y liberarse….
Si bien ésto en nuestra vida no es tan fácil, cada pequeño avance hace que la estaca que nos impide realizar lo que deseamos se suelte más fácil al próximo intento…

Animo y aprendamos a nadar, para poder echarnos a esa piscina tan apetecible que comentabas , y que podamos disfrutar de todas las cosas buenas que la vida tiene.

Un saludo y gracias por compartir tus ideas con esa claridad…


Cita:
Iniciado por hipo
Hola a todos. Mirad, hace un año y medio me diagnosticaron el TPE y leyendote, quería preguntarte, si realmente es tan seria esto y si de verdad se le puede considerar una enfermedad. Es que con lo que me dices me entra un poco el miedo en el cuerpo. Y si es una enfermedad me gustaría saber si es reversible.
Gracias a todos
Como ves hipo, no eres el único en padecer transtorno por evitación, y se pueden ir consiguiendo poco a poco grandes cosas, como tan bien lo ha descrito Honore .......

http://www.fobiasocial.net/postlite13506-ataduras.html

Así que tráete el traje de baño que nos vamos todos a la piscina....
 
Antiguo 09-mar-2006  

Recuerdo cuando de chico escuchaba a los adultos hablar de la "inserción en la sociedad", y yo no lograba ni entender ni imaginar a qué era que ser referían; lejos estaba de imaginar que aquello sería años más tarde mi mayor y gran problema. :(

Y sí, debo abrirme un camino en el mundo; pero bueno, al menos ahora tengo un sueldo, y no estoy ni tan inmóvil ni tan solitario ni tan avergonzado como antes.
 
Antiguo 16-mar-2006  

por lo menos si esos años que has estado atado a la silla has capitalizado el tiempo desarrollando habilidades como tocar la guitarra al menos has hecho algo de provecho y que además te puede servir para superar un poco más la fs pues tienes unas habilidades adquiridas por tu esfuerzo que no todo el mundo tiene y a la gente le gustan, más concretamente en tu caso el saber tocar la guitarra es algo que no todo el mundo puede hacer y que a todo el mundo le gusta ver como alguien toca la guitarra o cualquier otro instrumento, es algo que puedes ofrecer a los demás, lo malo es cuando los años pasan en balde y no aprovechas ese tiempo para adquirir cualidades que te formen (en cualquier campo) y que despues puedas ofrecerlas al servicio de los demás. Dice un dicho que nunca es demasiado tarde, ni se es demasiado viejo para empezar algo.
 
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