Desde luego, con lo que cuentas (estás hecho todo un hombrecito ya php...
), me queda claro eso de que si quieres cambiar o obtener un resultado diferente a lo de siempre, debes hacer aquello que normalmente no harías/haces de forma cotidiana...
Tarde o temprano, el hastío o hartazgo de una situación te lleva a ésos límites de 'explotar' y hacer cosas que otro modo nunca harías (la ira te da valentía y fuerza).
Yo en el entorno de relaciones laborales (en los inicios) soy muy tranquilita, asertiva y poco habladora con los compañeros (por timidez también...) con lo cual me dedico a hacer lo que tengo que hacer sin parar (no me gusta estarme quieta...) y eso a algunos sujetos les lleva a pensar que éres tont@ y con derecho de hacer bromitas ó a aprovecharse de un@ (sobre todo si aparentas ser jovencita sin experiencia...) y claro, si no reaccionas van de a poco a más... hasta que la confianza les lleva al punto de mostrarse en su totalidad como són (HP, sin sentimientos y sin pudor...). Parece increíble, pero hay adultos que se comportan así (de pequeños serían los típicos que hacen 'bulling'...). Como decía me ha pasado alguna vez cuando era recién llegada a un puesto de trabajo... y así hasta que me pillan en un día malo o hasta el día en que me agotan la paciencia (suele coincidir en días de ovulación...), entonces ya 'exploto' y le 'suelto' al sujeto en cuestión, todo lo que pienso y todos sus trapos sucios delante de los demás compañeros (éste tipo de gente cuando se confían, como ven que no dices nada, no se cortan un pelo en hablar mal de otros compañeros o de traicionar incluso a los que éstan con ellos...) y pues ahí si que me quedo a gusto de ver como se quedan todos 'patidifusos' (si tienen algo de vergüenza pensaran en aquello que te han hecho o hablado delante de ti...), y pues a partir de ahí o ya no 'joden' más o se piensan dos veces antes de decirte algo (suelen mejorar las formas...).
Lo malo, es que tengo demasiada paciencia y para que llegue a ese punto ya me tienen que haber molestado mucho o hacer algo como poner en juego mi trabajo o mi credibilidad, lo que me obliga a tener que defenderme sin dilación.