Subí por las gradas del escenario, vi a toda la gente que ocupaba su espacio en el teatro, recordé el viejo cliché de imaginarse a todos en ropa interior y sonreí por un momento. Conecté mi guitarra al amplificador, lo prendí, el baterista conto 1, 2, 1, 2 ,3 ,4 y empecé a tocar...
Un auditorio de mas de 100 personas nos veian tocar a mi y otros 5 músicos unos cuantos temas que preparamos sin demasiada dedicación. Días después supe que la función fue todo un éxito, que gustó mucho.
Esto me pasó en esta semana, y aunque ya lo había hecho antes, esta vez fue especial porque pude controlar mis nervios de una manera magistral. Un fóbico social parado en un escenario tocando jazz... no me pregunten de donde saqué los cojones para meterme en estas empresas...