Cuando inicié mi tratamiento psicológico, hace ya un año, estaba como tú, sin ninguna esperanza de que me fuera a ayudar. Primero, porque pensaba que lo mío era irremediable por estar muy arraigado a mi forma de ser; y segundo porque no confiaba en los psicólogos, pensaba que eran charlatanes y manipuladores.
Sin embargo había caído tan bajo que fui de todos modos, pensé que nada valioso podía perder, y me alegra haberlo hecho. No se han hecho milagros en este tiempo: aún tengo mucho que avanzar y quizá el proceso nunca acabe del todo. Pero indudablemente mi calidad de vida ha mejorado de forma sustancial.
Desde aquí, desde mi experiencia personal que tal vez no sea extrapolable a la tuya, te insto a buscar ayuda también. Ojalá, eso sí, que tu motivación no fuera externa nada más, que no vayas solamente porque alguien te lo pide, sino que ojalá surgiera de ti. Así el comienzo sería ciertamente más prometedor.
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