Y para la melancolía… un libro. Un libro melancólico. Un personaje melancólico: Ernesto Sabato. ¿Lo han leído?
¿El túnel? Impresionante!!! Creo encontrar allí la descripción perfecta: “en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío”.
¿Sobre héroes y tumbas? Dios santo!!!!! ¿Se acuerdan del Martín? Ese soy yo.
No, yo estoy peor. Martín por lo menos tiene una Alejandra…
En fin, me parece que en los libros dolorosos –vaya paradoja– encontramos respuestas que alivian. Quizá porque nos identificamos con los personajes. O acaso porque nos infunden la certeza de que no somos los únicos ninguneados del universo. Juan Pablo Castel es más real que muchos que andan por la calle…