Durante un agradable encuentro con una persona, a la cual estuve ligada durante largo tiempo, mientras charlábamos sobre nuestras proezas y miserias, le comenté algún conflicto inter-personal ocurrido en fechas recientes. Su respuesta fue rápida, sincera no exenta de sorna y con tranquilidad pasmosa:
Es que a ti no te importa nadie. Lo sabes.
Traté de defenderme de una crítica tan deletérea, pero por mucho que buscaba ejemplos, no los encontraba o eran fácilmente rebatibles. ¿Incluso esta persona sintió que durante nuestra convivencia no le daba ninguna importancia? Nueva respuesta:
No es eso, simplemente así eres tú. Muy ensimismado. Das lo que consideras justo para ti, no para los demás. Nos despedimos con la cordialidad habitual.
Es un baño de realidad. He acabado asumiendo, punto por punto, mis criterios teóricos sin ni siquiera ser consciente de ello. De verdad estoy pendiente de mí mismo 24 horas al día. ¿Cuántas veces digo que voy a llamar a mis padres y no lo hago?, ¿O a mis tíos?, ¿He reflexionado sobre mi tendencia a quebrar incipientes amistades o alejarme como el gato huye del agua caliente de otras?
Tampoco es que sea malo, aunque no parece correcto. En definitiva, ¿a ustedes les importa alguien?, ¿Muchas personas o pocas? Me gustaría algo de realismo en las respuestas, no el típico
"sí, todo el mundo",
"toda mi familia",
"mis amigos de verdad"... Me refiero a poner a alguien a la altura de tu propio ser - o inmediatamente debajo - en cuestión de prioridades. Alguien cuya ausencia te turbaría indefectiblemente.