Sí, Emily. La verdad es que renegaba de ir. De hecho todo ha sucedido desde este verano. A veces es necesario ser lo suficientemente humildes como para reconocer nuestros fallos o errores de perspectiva y yo lo reconozco. Esta vez estaba equivocado.
Nueva York es una ciudad muy confortable (mejor en primavera, claro), segura y con unos habitantes deseosos de mostrar sus encantos (y sus productos!) con un orgullo ya conocido por todos pero sin especial afán de superioridad. Son gente muy normal, trabajadores, simpáticos, con unos valores similares a los nuestros.
En fin, a ver si termino el relato de una vez. A ver este fin de semana, que soy de empezar muchas cosas y luego no terminar ninguna.
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